El expresidente francés Nicolas Sarkozy consideró «escandaloso» el trato recibido por la Justicia tras haber sido imputado por un juez de Burdeos por abuso de debilidad en el caso de la multimillonaria Liliane Bettencourt, dentro de la investigación abierta por la supuesta financiación ilegal de la campaña que le llevó a El Elíseo en 2007, y anunció que recurrirá la decisión, según dijo su abogado, Thierry Herzog.

La imputación de Sarkozy, que puede conllevar una condena de hasta tres años de prisión, 375.000 euros de multa y cinco años de inhabilitación, fue calificada de «terremoto político» por su partido, la UMP, y de «injusta y extravagante» por el ex primer ministro François Fillon, que aspira a liderar la formación derechista. Su imputación llegó, además, cuando Sarkozy es el preferido del electorado para un eventual regreso a la Presidencia en 2017, cuando la popularidad de François Hollande, alcanza mínimos históricos.

El juez Jean-Michel Gentil reforzó sus sospechas tras constatar, según las agendas confiscadas en el despacho y domicilio de Sarkozy, que el expresidente se reunió varias veces con Betencourt, que sufre «demencia senil mixta» y mal de alzheimer, y varias más con otros protagonistas del caso.