La vorágine de la 18ª edición de Korrika dejó ayer paso al balance, más que satisfactorio para las personas que dirigen AEK. Edurne Brouard, máxima responsable de este evento, destacó que se han batido todas las marcas de participación ciudadana, que además ha sido la más plural, ya que se han lanzado al asfalto personas y colectivos que no lo habían hecho hasta ahora.

A pesar de que esta edición ha cubierto más kilómetros que nunca, casi 2.600, ha habido lugares, como Rioja Alavesa, a los que no ha podido llegar. También se da el caso de localidades que se atraviesan a horas intempestivas. Brouard remarcó que en estas circunstancias la implicación es tal que se organizan actividades paralelas para que Korrika pueda ser igualmente disfrutada.

Fuera de Euskal Herria, Korrika ha llegado a todos los continentes, con decenas de eventos a lo largo y ancho del globo. La web ha tenido miles de visitas, la carrera ha tenido una presencia constante en las redes sociales y la aplicación para móviles ha sumado 11.900 descargas.

«Llenar los euskaltegis»

Sin embargo, AEK recordó que el objetivo final de esta suma de fuerzas es normalizar el euskara, una meta para cuya conquista Mertxe Mugika enumeró varias condiciones necesarias.

Así, subrayó la necesidad de que los euskaldunes empleen su lengua y de que quienes no lo sepan se esfuercen en aprenderlo, porque «ha quedado más claro que nunca que es un elemento de cohesión. Ha terminado Korrika y es el momento de llenar los euskaltegis».

Para ello, Mugika demandó la implicación de las administraciones públicas, que han de garantizar la posibilidad de aprender el idioma y de utilizarlo a toda persona que lo desee.