ELA cree que la agenda neoliberal de Lakua hace estéril la mayoría abertzale
ELA apuesta por dar solidez a una alianza que vaya más allá de los partidos y haga que las instituciones vascas se planten «ante tanta imposición centralista y antisocial». En su declaración ante el Aberri Eguna, el sindicato lamenta la «bajísima tensión política» en defensa de los intereses nacionales, y dice creer que «la agenda neoliberal del Gobierno» de Lakua y sus «alianzas en esa clave» hacen «estéril» la «mayoría abertzale de la que goza el Parlamento vasco».
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
El Comité Nacional de ELA hizo pública ayer su declaración anual con motivo del Aberri Eguna, en la que señala que «la negativa a aplicar la agenda neoliberal en nuestro país» es, en la situación actual, la base de una política nacional, y asegura que «en el contexto de la crisis, la suerte de las personas más desfavorecidas debiera declararse primer objetivo nacional».
En la extensa declaración, el sindicato hace un repaso del contexto internacional -con los procesos que se están viviendo en Catalunya y Escocia- y económico -con la imposición de recortes y prácticas neoliberales- y se muestra sumamente crítico con la actuación de las instituciones y los partidos. También denuncia la parálisis del Estado en lo relacionado con el conflicto, recuerda que UGT y CCOO firmaron el Pacto Antiterrorista y recomienda a la izquierda abertzale que mantenga «el pulso de la unilateralidad».
En los tres densos folios, ELA asume una responsabilidad: «Manifiesta su compromiso con quienes decidan recorrer el camino» de «negarse a aplicar la agenda neoliberal en nuestro país». El sindicato cree que en Euskal Herria hay masa crítica suficiente para hacer frente a la imposición de las políticas de austeridad y de desnaturalización del autogobierno. En el ámbito institucional, «esto pasaría por plantarse ante tanta imposición centralista y antisocial». Pero añade que «esa apuesta solo puede sostenerse dando solidez a alianzas más allá de los propios partidos, comprometiendo a la sociedad organizada en esa apuesta».
Ahí dice que se implicaría ELA, porque considera que «hay tejido social y sindical, productivo y cultural suficiente para hacer una política más arriesgada, y más protectora de los intereses nacionales y de las clases populares». Incide en que «hay que poner el autogobierno al servicio de la gente que más lo necesita». Y concluye que «se trata, además, de la única opción para que la reivindicación nacional gane cada día más amplios sectores sociales».
Contradicción
La propuesta de ELA de acometer la construcción de una estrategia nacional desde una agenda de oposición al neoliberalismo entra en contradicción con su crítica a la falta de acción común entre las fuerzas abertzales y la advertencia de que la amplia mayoría abertzale existente en el Parlamento de Gasteiz «resulta estéril» para «la defensa de nuestros intereses nacionales».
En la Cámara autonómica solo hay dos fuerzas abertzales: PNV y EH Bildu. ELA parece acusar a ambas por igual de la falta de «beligerancia» del Parlamento en la respuesta a la actuación recentralizadora del Gobierno del PP y en «la defensa del autogobierno y de la cultura y la identidad vasca». Así lo entendieron algunas agencias y medios. Sin embargo, a renglón seguido, afirma que «la agenda neoliberal del gobierno y la búsqueda de alianzas en esa clave acaba imponiéndose como único criterio orientador de la acción política, frustrando la voluntad ampliamente manifestada por la ciudadanía. ELA cree que las prácticas neoliberales son, objetivamente, un obstáculo para las alianzas amplias que precisa el soberanismo».
Baja tensión
ELA sí que describe la paradoja de que «desde la llamada transición política, nunca nuestro autogobierno ha estado más puesto en cuestión por parte del Estado español, y al mismo tiempo, acusamos una bajísima tensión política para su defensa». Critica que las instituciones, «casi en su conjunto», no discuten las imposiciones del Gobierno español «ni las califican como tales».
La declaración de ELA denuncia no solo los recortes de los gobiernos de Gasteiz e Iruñea, sino que los califiquen de «`inevitables' e incluso `necesarios' al mismo tiempo que se critica -como ha hecho el lehendakari Urkullu-» a los que apuestan por confrontar con las políticas antisociales.
ELA insiste en la necesidad de poner la política fiscal al servicio de la superación de la crisis y defiende su derecho a incidir en la política.
En otros ámbitos, denuncia la negativa del Gobierno español «a dar salida a la cuestión del desarme y de la política penitenciaria». Y pide el desmantelamiento de todo el entramado de excepción construido «al calor del llamado Pacto Antiterrorista».
En el 50 aniversario de la Declaración de Itsasu, promovida por Enbata en el Aberri Eguna de 1963, felicita al abertzalismo de Iparralde «por la amplia adhesión de la que hoy goza la lucha por una colectividad territorial propia».
ELA aprovecha el Aberri Eguna para felicitar a su militancia, por su «testimonio de coherencia diario» por alcanzar mayores cotas de justicia y soberanía. Recuerda lo dura que resulta esa labor en estos tiempos de crisis.