Como en otros muchos ámbitos productivos o económicos, la especialización y la polivalencia han sido términos bastante enfrentados entre sí en el mundo del fútbol. Así, difícilmente se le podía pedir en un taller a un mecánico que reparase ningún componente eléctrico, ni a un operario de producción que arreglara una pequeña avería. Sin embargo, hoy en día, la situación obliga a cada empleado a controlar cada vez más disciplinas y en el caso de los futbolistas los roles defensivos u ofensivos cada vez son menos claros y sus posiciones en el campo son también cada vez más difusas.

En Osasuna, el canterano Oier Sanjurjo es, sin duda, el mejor ejemplo de ese jugador multiusos que ha tenido que ir amoldando su posición sobre el césped para hacerse con un hueco en el once inicial. Paco Herrera ya lo aprovechó de central el año pasado en el Celta, donde cuajó una gran temporada- y José Luis Mendilibar lo ha acomodado como media punta, sobre todo en los partidos que el equipo disputa lejos del Sadar.

Preguntado al respecto, el canterano rojillo se ve jugando en esa posición en Zorrilla, aunque reconoció que le faltan algunos aspectos por pulir en esa, para él, novedosa posición. «El mister me dijo el otro día en broma que se va a quedar conmigo tras los entrenamientos a ensayar el remate, porque hago todo bien pero me falta el último tiro. Al final es la costumbre de no haber estado nunca ahí».

No obstante, tanto el entrenador de Zaldibar como su preparador físico, Toni Ruiz, han alabado recientemente en público su labor en esa posición. «Me sorprendió un poco, pero al final es para estar contento. Para rato iba a pensar que el mister estaría tan contento conmigo en esa posición. En ese puesto estás obligado a tirar para adelante. Rematé muchas veces, pero prefiero rematar una y que entre. Fue llamativo que defendieran mi trabajo en esa posición porque era algo nuevo para mí», declaró el futbolista rojillo.

A principios de temporada le costó hacerse con un hueco en el once inicial pero, una vez dentro, se ha hecho más o menos fijo, aunque eso sí, variando su posición en el campo. «Estoy encantado ahora con mi polivalencia y es buena para mí. Antes no me ayudaba para nada, pero ahora me beneficia más que me perjudica y espero que siga siendo así. Todo empezó el año pasado con una nueva posición de central y me lo creí. Este año dije que por qué no iba a ocurrir lo mismo en la posición que me pusiera el mister. El de ahora no es mi trabajo, pero va a tener que empezar a serlo», agregó.

Sin ansiedad, con tensión

En cuanto a la situación del equipo, Oier negó que exista ansiedad, pero reconoció que volver a puntuar está convirtiéndose en una especie de necesidad.

«No tenemos ansiedad, pero sí estamos tensos. Es un partido importante en el que nos jugamos bastante. Jugamos fuera de casa después de tres derrotas consecutivas y no nos podemos permitir no puntuar», señaló en rueda de prensa un Oier que se siente «optimista» para «recuperar la costumbre de sacar algo positivo en cada partido».

«La zona de abajo se ha apretado menos de lo que debería haberse apretado a estas alturas de la temporada. Creo que estamos obligados a puntuar en Valladolid», apuntó Oier.