El fallecimiento el día anterior del preso Xabier López Peña en un hospital de París marcó de manera inevitable la celebración del Aberri Eguna convocado por la red Independentistak en la capital navarra. A muchas ikurriñas y banderolas que exigían la repatriación de los presos vascos se les añadió un pequeño crespón negro en señal de duelo. También se vieron pequeños carteles que denunciaban el fatal desenlace.

El hecho también se coló en las habituales intervenciones ante los medios previas a la marcha. Txutxi Ariznabarreta, portavoz de Independentistak dijo que al representar a personas de diferentes sensibilidades no suelen opinar sobre acontecimientos concretos, pero defendió que ante la muerte de López Peña estaban obligados a mostrar la «indignación y preocupación que hay en Euskal Herria ante algo tan dramático».

También habló al respecto el portavoz de Sortu Pernando Barrena, quien ligó esta muerte a la decisión de Madrid y París de «dilatar sine die la agenda de soluciones para este país». A su juicio, «la muerte de una persona en prisión, dispersada a más de mil kilómetros de su lugar de residencia en unas condiciones de privación de libertad deplorables en lo que se refiere al tratamiento, es una consecuencia de la posición» de ambos estados contra la resolución.

Crisis económica y solidaridad

Mientras tanto miles de personas se iban acercando a los cines Golem, el punto de partida fijado, donde la presencia policial era notable. En cuanto la multitud se puso en marcha, pasadas las 12.15 y bajo un sol que templó los cuerposy los ánimos, los gritos a favor de la independencia recordaron constantemente el motivo de la convocatoria. La pancarta principal que abrazó a los miles de manifestantes también pedía lo mismo: «Independentzia».

Entre los asistentes se dejaron ver representantes de los cuatro partidos políticos que conforman la coalición EH Bildu, como el secretario general de EA, Peio Urizar, el secretario de esta formación en Nafarroa, Maiorga Ramírez, el exlehendakari Carlos Garaikoetxea, la parlamentaria en Gasteiz Rebeka Ubera, el diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano, o el dirigente de Sortu Rufi Etxeberria. Se les unió la secretaria general de LAB, Ainhoa Etxaide.

Con un importante despliegue policial durante todo el trayecto, el recorrido se completó en un ambiente festivo en el que los gritos independentistas fueron constantes, al igual que los irrintzis y cánticos como «Aupa gizona, jeiki mutil!».

Casi una hora después, la cabeza de la marcha, precedida por una ikurriña gigante, alcanzó la meta, fijada bajo el Monumento a los Fueros. Allí remarcaron que la independencia es la mejor opción «para solucionar los problemas diarios y hacer frente a la crisis».

Sobre el escenario, representantes de la red Independentistak hablaron de un horizonte, más que de un futuro, mostrándose convencidos de que antes o después será una realidad. «No somos ni escoceses ni catalanes, y por lo tanto debemos construir nuestro propio escenario. Pero al igual que ellos, nosotros también queremos la independencia, así que sus pasos nos ayudarán para recorrer nuestro camino».

La solidaridad entre los pueblos fue notoria tanto durante la marcha -ondearon junto a la ikurriña la enseña venezolana, la palestina, la independentista catalana y o la gallega- como en el acto final. Se leyó un mensaje de la Assemblea Nacional Catalana escrito con motivo de este Aberri Eguna. «Compañeros, vecinos, en primer lugar queremos solidarizarnos con el pueblo vasco. El camino iniciado no será fácil pero hemos resistido y ahora nos toca ganar». «¡Visca Catalunya!», se escuchó entonces un grito espontáneo desde el público que fue respondido con fuerza.

Desde Catalunya a Uruguay, de allí llegó uno de los momentos más emotivos del acto de clausura. Gloria Zuazola, miembro de Independentistak de este país sudamericano, habló con un marcado acento sobre el amor que sienten las personas de la diáspora vasca por su tierra y sus raíces. Un sentimiento que les acerca a lo que físicamente tienen tan lejos.

Evocó también a un compatriota, el escritor Mario Benedetti y su poema «Noción de patria» [«Pero ahora no me quedan más excusas/porque se vuelve aquí/siempre se vuelve»]. Para Zuazola, eso es la diáspora, «una noción de patria». «Es difícil explicar qué somos, pero fácil explicar qué sentimos. Sentimos a Euskal Herria. Nos alegran sus acontecimientos, y nos duele el alma cuando la injusticia avasalla sus derechos. No están solos, acá estamos», concluyó entre aplausos.

Independentistas y realistas

La intervención de Garbiñe Bueno, representante de Independentistak también arrancó muchos aplausos. Recordó, en primer lugar, la muerte de López Peña, mostrando «el enfado y la indignación por la cerrazón de Madrid y París. Nadie va a detenernos en el camino hacia nuestras libertades y tampoco arruinarán nuestro futuro ni nuestras ilusiones de paz y libertad», dijo.

Su discurso giró sobre todo en torno a la crisis económica. Se quejó de que la ciudadanía está pagando facturas ajenas. «A este paso nos dejarán sin casa en nuestra propia casa». Para Bueno, la independencia es la vía de salida de esta situación. «Somos independentistas porque somos realistas y porque sabemos que es muchísimo más viable construir una democracia avanzada en un Estado vasco y no dentro de España ni de Francia», aseguró Bueno.

Con la creación de un Estado propio no garantizó ningún paraíso de facto, pero sí consideró que «sin independencia» no habrá garantía para los derechos.