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Gloria REKARTE Expresa

Sombras

 

Negligencia suena a error. A despreocupación. A desinterés y cosa mal hecha. Si la negligencia es médica, suena a consecuencias graves, gravísimas o fatales. A daños irreversibles. A vidas perdidas entre informes confusos, tratamientos contraproducentes, intervenciones equivocadas. A responsabilidades a cubierto bajo el halo protector del corporativismo y las influencias. A lo irreparable.

Graves consecuencias, daño irreversible, responsabilidades sin duda a buen cubierto... y lo irreparable. La muerte de Xabier López Peña tiene, ciertamente, muchos de los fatales componentes de una negligencia médica. Pero las circunstancias que han rodeado su muerte hacen que suene diferente. A injustificable hermetismo, a interesada opacidad. A preguntas sin respuesta; a incertidumbres tan angustiosas que solo pueden abocar a la más dolorosa de las certezas.

Que suene a sombras que recorren pasillos, salas, quirófanos hasta oscurecerlos y que en esa oscuridad sea tan fácil como ya hemos visto que un cadáver permanezca extraviado durante meses y alguien que entró por su propio pie ya no salga con vida. Se diría que entre tales sombras y las autoridades francesas se ha establecido un estrecho vínculo. El vínculo entre las autoridades francesas y las españolas no necesita de mucho hablar.

Dicen que la política de Mariano Rajoy hacia los presos vascos consiste en no hacer absolutamente nada: el factor tiempo lo solucionará por sí mismo. Hay un factor tiempo determinante en el caso de Xabier López Peña. Determinante y de corto trayecto: veinte días. Veinte días de ocultamiento, silenciamiento y oscurantismo que solo dan margen a la sospecha.

 
 
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