Gloria LATASA gloriameteo@hotmail.com
Mar de tinieblas
El Viento Rojo al que los marineros bautizaron como Mar de Tinieblas nace en el mismo
Sahara, como viento del desierto, seco y acompañado de polvo.
Permítame que le hable de los vientos (dice el Conde László en `El paciente inglés'). Del sur de Marruecos -continúa- proviene un viento en forma de torbellino, el Aajej, contra el que los fellahin (campesinos) se defienden con sus cuchillos. Otro es el Ghibli, en Túnez, que sopla y sopla y sopla y causa una extraña afección nerviosa. Luego está el Harmattan, el Viento Rojo, al que los marineros bautizaron como Mar de Tinieblas. Arena roja de este viento ha llegado hasta la costa sur de Inglaterra provocando, al parecer, lluvias tan espesas que se confunden con sangre...
El viento rojo del que habla nace en el mismo Sahara, como viento del desierto, seco y acompañado de polvo. Sopla del noreste o del este en dirección al África occidental, donde aparece especialmente de finales de noviembre a mediados de marzo. Incluso, suele extenderse más hacia el sur, llegando a alcanzar hasta los 5º N en el mes de enero y a los 18º N en julio.
Durante el invierno su aparición está relacionada con una zona de altas presiones que se sitúa al noroeste del Sahara. En las demás estaciones esa área anticiclónica suele encontrarse en la zona contigua del Atlántico. En verano, un monzón del suroeste más fresco, que sopla hacia tierra, suele socavar al Harmattan pero éste continúa soplando a una altitud entre 1.000 y 2.000 m, depositando arena sobre los barcos. El choque de estos dos vientos suele producir tornados en Africa occidental.
En la costa de Guinea al viento rojo se le llama «Doctor». Curiosa acepción relacionada con el alivio que produce su sequedad en contraste con los vientos húmedos y cálidos procedentes del litoral. Un nombre, doctor, con el que se denomina también a la brisa marina en latitudes tropicales y subtropicales (Indias occidentales, Africa del sur, Jamaica, Australia) por la frescura que aporta y su efecto tonificante.
Vientos que irritan, vientos que calman... Casi siempre más intensos en las costas y en las montañas. Vientos que se pelean, que juegan a quitarse el puesto... Y cuando lo consiguen, llegan los fuertes cambios de tiempo que conocemos.