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Antonio CARBONELL | Presidente de Caixa Ontiyent

«Mantener los fines fundacionales de las cajas de ahorros exige cierta prudencia»

Antonio Carbonell asumía el pasado mes de febrero la dirección de Caixa Ontinyent, una caja de ahorros valenciana que, junto a la mallorquina Caixa Pollença, ha decidido afrontar su futuro en solitario y sin entrar en procesos de bancarización. Su presidente no duda en que es la decisión más acertada para poder seguir manteniendo el arraigo y los fines fundacionales de la entidad.

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Joseba SALBADOR | DONOSTIA

Fundada en el año 1884, Caixa Ontinyent es una caja de pequeñas dimensiones, que cuenta actualmente con 47 oficinas, unos activos de 1.000 millones de euros y alrededor de 100.000 clientes, aunque en la comarca en la que opera -sur de Valencia y norte de Alicante- la población total no supera las 350.000 personas. [Ipar Kutxa, por ejemplo, antes de fusionarse con Caja Laboral, tenía 87 oficinas -casi el doble-, 175.000 clientes y unos activos de 3.700 millones].

En Euskal Herria se siguen con atención los casos de Caixa Ontinyent y Caixa Pollença, por ser las únicas del Estado que afrontan su futuro en solitario y sin convertirse en bancos. El día en que fue designado como presidente, señaló que era necesario preservar y potenciar el espíritu fundacional de la entidad. ¿Cuáles son los principales fundamentos de esa filosofía?

Los propios de una caja de ahorros tradicional. Las cajas nacieron para apoyar a los trabajadores en un ámbito territorial determinado, con tres funciones básicas: preservar sus ahorros en época de trabajo para que los tuvieran disponibles cuando los necesitaran; invertir esos ahorros en actividades productivas que mejoraran el bienestar de la zona, y revertir los beneficios a la sociedad en forma de obras de interés comunitario.

Por tanto, las cajas no tienen el crecimiento y el beneficio «per se» como objetivos principales, sino mantener el arraigo y los fines fundacionales, y ello exige, evidentemente, cierta prudencia.

¿Cómo se explica ese empeño, sobre todo cuando la reestructuración de la práctica totalidad de las cajas ha ido por el camino contrario?

En el proceso de reestructuración de las cajas se han superpuesto dos circunstancias: por un lado, la concentración buscando un mayor tamaño y mejora de eficiencia; y por otro, la bancarización de su actividad financiera con el fin de acceder mejor a los mercados para captar capital.

El ámbito de actuación de Caixa Ontinyent es muy delimitado, concentrado en las llamadas comarcas centrales valencianas (sur de Valencia y norte de Alicante), con muchas localidades con menos de 4.000 habitantes. En esta zona, Caixa Ontinyent genera mucha actividad económica, es un motor financiero y revierte los beneficios en forma de obras sociales. Cuantitativamente y comparado con otras entidades, son cantidades pequeñas, pero al concentrarse en un ámbito tan concreto, se nota, y mucho, esa actividad.

Ningún proyecto de concentración garantizaba que estas comarcas y sus poblaciones iban a continuar disponiendo del servicio que le ofrece Caixa Ontinyent y, sobretodo, de la acción de su obra social. Por tanto, tenía sentido que esta caja continuara en solitario si tenía posibilidad de ello. Y tampoco resultaba procedente convertirse en banco dado que esta caja mantiene un buen nivel de capitalización y no depende de mercados mayoristas.

¿Consideran un error las políticas de aumento de dimensión impulsadas por el Banco de España?

Mantenerse en solitario no es fruto de una indecisión o de una decisión casual. La posibilidad de integrarse en algún proceso de concentración fue una opción que se estudió seriamente en el seno de esta caja, en un momento además en que, por supuesto, se desconocía la problemática, la evolución y el destino de estos procesos. Pero nuestros órganos de gobierno, nuestro equipo directivo y nuestra propia plantilla coincidimos entonces en varios aspectos que desaconsejaron totalmente una integración.

Si el propósito de la concentración era mejorar eficiencia, se produciría un cierre generalizado de oficinas y una reducción de plantilla, lo cual dejaría a muchas localidades nuestras sin servicio. Nuestras comarcas perderían, además, todo el movimiento económico que genera una sede central y ese contacto directo, cercano y permanente que posibilita una entidad radicada en la zona.

Nos preocupaba también la obra social, que es muy intensa en nuestro ámbito de actuación.

Y también éramos conscientes de que nuestro tamaño, con 1.000 millones de euros en activos, no nos permitiría liderar ningún proceso ni tampoco realizar una aportación significativa a cualquiera de ellos. Por tanto, nuestra presencia ahí sería poco más que testimonial.

Respecto a las políticas de aumento de dimensión y el papel del Banco de España, permítame no manifestarme porque tendrían que analizarse con una perspectiva mucho más global y tomando en consideración datos, expectativas, estrategias o compromisos que conocen y compete a los supervisores y al propio Gobierno español.

Sí queda la sensación, no obstante, de que se ha perdido algo muy importante. Las cajas han jugado un papel decisivo en la evolución social y económica de la España de los últimos 150 años. Han llegado a las zonas rurales, han conseguido la integración financiera de las clases más desfavorecidas, han apoyado los pequeños proyectos y los pequeños emprendedores, han contribuido a la mejora del bienestar y han destinado miles de millones de euros a actividades asistenciales, culturales, docentes, de investigación, etc. Gran parte de eso se ha perdido en todo este proceso que, con el tiempo y con una perspectiva histórica más amplia y desapasionada, podrá analizarse con objetividad.

¿Qué composición tienen los órganos de gobierno de la entidad? ¿Existe participación pública?

Los órganos de gobierno están compuestos por una representación plural de la sociedad mediante estamentos como impositores, corporaciones, Generalitat, empleados y otras entidades representativas de intereses colectivos. Tienen periodos de mandato de seis años y se renuevan por mitades cada tres años.

¿En qué medida afecta a Caixa Ontinyent el famoso Memorando de Entendimiento suscrito por el Estado español para acceder a la ayuda financiera para los bancos?

El Memorando de Entendimiento contiene medidas de diversa índole que afecta a todos los españoles, a todas las empresas y, por supuesto, a todas las entidades financieras con independencia de que hayan tenido que acceder o no a ayudas públicas.

Respecto de las medidas específicas para el sector financiero, en esta caja han tenido o tendrán impacto, de forma especial, algunas medidas de saneamiento del sistema, como por ejemplo las provisiones para activos afectos a promoción inmobiliaria o requerimientos de capital, y la próxima reestructuración del marco normativo de las cajas. En el primer caso, Caixa Ontinyent tiene cubiertas las provisiones y el nivel de capital exigidos; en el segundo, estamos pendientes de la aprobación y publicación de esa nueva legislación que, según hemos visto en el anteproyecto presentado, prevé la transformación en fundaciones de todas las cajas que ejerzan indirectamente su actividad financiera, y un nuevo marco de gobierno corporativo para las que continúen con su estatus actual.

En su toma de posesión remarcó también que es su voluntad continuar e incluso potenciar el apoyo a la actividad emprendedora y de las familias, tal y como se ha hecho desde su fundación. A día de hoy, y con el parón del crédito que se registra en todos los ámbitos, ¿se puede decir que Caixa Ontinyent está llevando a la práctica este apoyo financiero?

Por supuesto. Caixa Ontinyent está apoyando esa actividad emprendedora y está en disposición de continuar haciéndolo. El problema es que no se observa una recuperación económica a corto plazo y ello propicia una situación latente de crisis de confianza; muchas personas se encuentran sin trabajo y sin expectativas de conseguirlo o recuperarlo, muchas de ellas han agotado sus prestaciones y las familias no pueden pensar en endeudarse más. Las empresas invierten hoy lo justo para mantenerse, y la actividad emprendedora no acaba de despegar.

Por tanto, nuestra previsión es que, a pesar de nuestra disposición, la demanda de crédito continuará bajando al menos durante este año.

En el año 2011, Caixa Ontinyent dedicó el 83% de sus resultados a provisiones (5,7 millones), mientras el beneficio neto fue de 970.000 euros ¿Cómo han sido los resultados de 2012?

Al 31 de diciembre, nuestro capital principal es del 10,53%, muy holgado con relación a la exigencia legal y, por tanto, nuestro principal objetivo es, una vez garantizado el mantenimiento de la obra social, disponer de una cartera de inversión lo más saneada posible.

Por eso, y aún cuando mantenemos una morosidad del 6,29%, muy inferior a la media del sector, la mayor parte de los resultados de este año los hemos destinado a dotaciones y saneamientos, lo cual nos permite tener cubierta esa morosidad en un 95,984%.

En cifras, el beneficio neto de 2012 es de 828.000 euros, después de haber destinado 14,6 millones de euros a dotaciones y saneamientos.

 

«Nuestra obra social genera 191 puestos de trabajo estable y beneficia a 209.000 personas»

Del beneficio neto de la entidad, la mitad se destina a reservas y la otra mitad a obra social. ¿Podrán seguir manteniendo este año las cantidades destinadas a ese fin?

Como he comentado, hemos generado beneficios suficientes para mantener la obra social, a la que este año volveremos a destinar el máximo legal del 50%. La aportación de estos beneficios y otros ingresos y recuperaciones nos permiten un presupuesto de 0,8 millones de euros, con los que podremos atender nuestros programas más básicos.

Los principios sobre los que opera nuestra obra social son cinco: Reversión de beneficios a cada localidad en proporción a los beneficios que aporta a la cuenta de resultados; actividad complementaria y coherente, nunca sustitutiva, con otras iniciativas; dinamización de la sociedad civil a través de la potenciación de los colectivos; sostenibilidad de los centros implantados mediante la participación de otros colectivos o Administración en su gestión y mantenimiento; y, por último, aportar notoriedad y valor a la marca.

¿Cuáles son las principales actuaciones en el ámbito de la obra social?

Nuestros programas más básicos son, por un lado, el mantenimiento de los centros implantados, que en gran parte están cedidos en uso gratuito para que, bajo nuestra supervisión, se gestionen y mantengan por terceros. Se trata de 24 centros asistenciales, culturales o docentes, con una dotación de 184 personas y 29.000 beneficiarios. Por otro lado, está el servicio de publicaciones, a través del cual potenciamos la investigación y divulgación de temas autóctonos. Tenemos actualmente un fondo editorial compuesto por 39 discos y 87 libros, en los que han participado 3.300 personas como autores, intérpretes o colaboradores, y del que se han distribuido 270.000 ejemplares. En tercer lugar se encuentra la colaboración con colectivos, a través de la cual pretendemos dinamizar la sociedad. Anualmente colaboramos, en distintas formas, con más de 300 colectivos.

En conjunto, con un presupuesto relativamente bajo de 0,8 millones de euros y como consecuencia de la política de actuación y colaboración que aplicamos, nuestra obra social dispone de 24 centros en funcionamiento, desarrolla más de 300 actividades anuales, colabora con más de 300 colectivos, genera 191 puestos de trabajo estable, y beneficia a 209.000 personas.

Tenemos también otros programas como Estudio de nuevos proyectos e Implantación de nuevos centros, que actualmente están paralizados dada la menor disposición de fondos para afrontarlos y, sobre todo, por las mayores dificultades que supondría atender su mantenimiento. J.S.

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