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«Hay muchos libros escritos sobre la precariedad y muy pocos desde la precariedad»

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Javier López Menacho

Autor de «Yo, precario»

Ha pasado de hombre-anuncio a escritor mediático en solo unos meses. En «Yo, precario», López Menacho (Jérez de la frontera, 1982) ha descrito, en una mezcla de literatura y crónica al más puro estilo del nuevo periodismo, sus desventuras en trabajos de subsistencia, ocasionales y mal pagados: hombre chocolatina, speaker en partidos de fútbol, controlador de máquinas de tabaco...

Patxi IRURZUN | IRUÑEA

«Yo, precario» es un retrato de una generación a la que le han sido escamoteados pasado, presente y futuro («Yo quería ser padre joven, tener una familia, y me hallo a años luz de eso», confiesa), pero también una reflexión sobre el culto al trabajo y el capitalismo como máquina apisonadora, todo ello, contado, sin embargo, en un tono optimista, divertido y esperanzado. «Yo, precario», editado por Los Libros del Lince y con portada de Miguel Brieva y prólogo de Manuel Rivas, es el primer libro del autor y va ya por su segunda edición. Probablemente, buena parte de su éxito se deba a que se está escribiendo mucho sobre la crisis, pero muy poco por quienes sufren esa crisis. Este martes día 7 de mayo, López Menacho presenta «Yo precario» en el Foro Auzolan de Iruñea.

Ha pasado de ser un hombre sin cara, un hombre-chocolatina, a un escritor mediático. ¿Cómo está viviendo esa esquizofrenia?

Pues con asombro, emocionado, abrumado y con un pelín de vértigo. Demasiados medios en muy poco tiempo, televisiones, radios, prensa escrita. Uno espera que su libro tenga eco, pero nunca un aluvión en tan pocas fechas. El tema de la precariedad laboral, la situación que vive el país y la manera de funcionar de los medios ha sido determinante en este aspecto. Intento vivirlo con honestidad y sinceridad, siendo yo mismo en todo momento.

¿Cree que buena parte del éxito de «Yo, precario» se debe a la empatía, a la generalización de la precariedad en todos los ámbitos?

Sin duda. Muchas personas que no pasan por su mejor momento laboral me han escrito y me han contado su realidad y no han dudado en señalar que se sienten identificados. Y ellos mismos han sido grandes impulsores a la hora de dar a conocer el libro. Hay pocos libros escritos desde la precariedad (y muchos sobre la precariedad), y de alguna manera se han visto reflejados. No puedo más que agradecer el esfuerzo, porque para un precario, adquirir un libro es hacer un esfuerzo muy grande.

En el libro dice que en algún momento de su vida interiorizó que alguien es un ser social cuando tiene trabajo y puede ganarse la vida con él. ¿Es el libro una reflexión sobre la precariedad laboral o vas más allá y cuestiona el trabajo en sí, como algo que acaba definiendo quienes somos?

Me define a mí como ente pensante aunque, paradójicamente, intentara ser más un espectador, los ojos del lector, que un actor. No siempre lo logré. Me planteo muchas cosas que, irremediablemente, se filtran: ¿Cómo hemos llegado a construir una sociedad así, adicta al capital económico? ¿Por qué este inmenso culto al trabajo? ¿Es éste el camino que queremos?

Uno de los valores que intenta resaltar y defender es la dignidad en el ámbito laboral. Pero, ¿cómo se mantiene esa dignidad ganando cuatro euros a la hora?

No se mantiene. Esos trabajos son indignos. Pero indignos por parte de quien paga ese dinero por hora e indignos si los que ganan beneficios aprovechan y hacen un ERE para ganar más. La responsabilidad de dignificar el trabajo tiene que ver con todos los estratos laborales: Gobierno, empresarios y trabajadores. Sólo la empatía, el trabajo común y la buena voluntad de las personas pueden actuar en este sentido. ¿Pero están los de arriba dispuestos a ello?

El libro es muy optimista, siempre intenta sacar algo positivo de las peores circunstancias, aprender o «utilizar» su posición, rentabilizar la precariedad o ajustarle cuentas. ¿Cree que en una situación como la actual es esa la actitud que debemos tomar; que el humor, la confianza en la gente, etc. son valores para el cambio?

Es inevitable agarrarte a los mejores valores del ser humano para salir de una situación así. Cuando el trabajo se te hace pesado y la economía es una cuerda que se te anuda al cuello, intentas recuperar la esencia del ser humano. Los valores positivos, la alegría, el humor, la esperanza, la amistad. Eso no debemos de perderlo y a mí los niños me ayudaron a recuperarlo. Tuve un enorme momento de bajón cuando me atracaron en pleno Carrer de Badal pero, de alguna manera, también me sirvió para fortalecer mis convicciones. Tenemos la obligación de luchar por cambiar una realidad así.

¿Y hasta qué punto tuvo que ver en esa actitud el hecho de que estuviera escribiendo a la vez unas crónicas sobre el trabajo precario? ¿Habría tenido la misma tu actitud si no fuera escritor?

La literatura me acogió en sus brazos, me atrapó y me sirvió para verlo todo de otra manera. Fue indispensable en todo el proceso. Aunque por mi manera de ser, soy consciente de que escribiera o no, iba a trabajar de igual manera (ya lo he hecho muchas veces antes y lo he hecho muchas veces después en trabajos así). De no escribir, simplemente, lo hubiera pasado peor.

Para acabar -y para volver al principio-: el éxito de «Yo, precario» le ha ayudado a salir de la precariedad, a dejar definitivamente los trabajos de mascota o similares, o tal ves es la literatura es uno de los trabajos más precarios...

Casi nadie vive de la literatura en España (y menos yo). Es muy pronto para saber en qué me ha repercutido este libro económicamente. Lo que sí me ha abierto es un sinfín de contactos profesionales que tengo la esperanza que cristalicen en algo más cercano a la escritura. De cualquier manera, a día de hoy me gano la vida como redactor publicitario y sigo haciendo trabajos de promociones y cosas así. Trabajos que, no me canso de decirlo, veo muy dignos y honrados.

 
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