ALAVÉS 1

ZARAGOZA B 0

El Alavés libera presión y se evita disgustos. Al menos de momento porque la visita del próximo sábado a San Mamés es una auténtica piedra de toque cuando el Eibar sigue apretando, solo dos puntos por debajo.

Pero una semana más, y con una menos por delante, son los albiazules los que comandan la clasificación. Con la satisfacción añadida de haberse sabido sobreponer a la presión y al tropiezo, para redondear la celebración de San Prudencio junto a su parroquia, que abarrotó Mendizorrotza.

Allí disfrutó con un Alavés que saltó al terreno de juego con la intensidad que le había faltado una semana antes frente al Racing B. Lo cierto es que la recta inicial del encuentro resultó trepidante, aunque no solo por la aportación local. El equipo gasteiztarra llevó la iniciativa en el arranque, pero el Zaragoza B también supo jugar sus bazas, a través de una presión adelantada que se le atragantó al Alavés en la salida de balón. Así que en los primeros minutos, los de Natxo González buscaron los espacios con mucha intención pero no los encontraron por culpa de un rival que, con las líneas muy juntas, apenas concedía resquicios por donde colar el esférico. Predominó así el centrocampismo y el juego directo, aunque a medida que las manecillas del reloj fueron siguiendo su curso, Manu García y Guzmán se fueron asentando en el terreno de juego y, gracias a ellos, el Alavés acabó por conseguir abrir el campo. Sobre todo por mediación de Guzmán, eléctrico por su costado.

El primer aviso albiazul, sin embargo, tuvo como protagonista a Jonan García, que quiso habilitar a Manu en el interior del área, pero se encontró con la respuesta de la zaga zaragocista. El gasteiztarra no llegó al balón por milímetros. A renglón seguido fue Guzmán el que probó fortuna con un lanzamiento lejano que atrapó Alcolea, aunque no sin problemas.

Aviso y gol

Hasta ese momento, el Zaragoza apenas había ofrecido señales de vida en ataque. Todo el peligro que había conseguido llevar sobre la meta de Iván Crespo había sido al contragolpe y en acciones, además, muy aisladas. Al juego del filial maño le faltaba continuidad, todo lo contrario que al del Alavés, que era un martillo pilón. Rebasada la media hora de juego, Jonan y Guzmán tuvieron una doble ocasión dentro del área. Alcolea despejó el remate del primero y después fue el pacense el que disparó desviado. Pasaban así los minutos y el cuadro local empezaba a impacientarse ante la firmeza de la defensa rival. Pero cuando ya se temía que el choque llegaría igualado al descanso, Guzmán hizo magia por la banda para servir un balón que Juanma no desaprovechó.

Tras el paso por vestuarios la decoración no varió, aunque esta vez el paso de los minutos favoreció a los intereses del Zaragoza, que adelantó líneas en busca del empate y a punto estuvo de lograrlo. Saltaron al césped Viguera y Laborda, como antes lo había hecho Sendoa, para dar otro aire al juego local.

Aunque fue Jorge, que había entrado en el bando visitante, el que revolucionó los últimos minutos. Por fortuna, la defensa del Alavés aguantó las embestidas y el luminoso ya no volvió a moverse.