El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha ordenado a sus ministros no hablar públicamente sobre Siria para no dar la impresión de que Israel presiona a la comunidad internacional para intervenir en el país, según informó ayer la Radio del Ejército.

Netanyahu dio esta instrucción tras las afirmaciones del vicecanciller Zeev Elkin, que había abogado por la acción militar de la comunidad internacional para «tomar el control de los arsenales de armas químicas de Siria». Netanyahu quiere evitar que se interprete como presión para empujar a EEUU a lanzar una operación militar en Siria, una opción que prefiere a un triunfo de una oposición «incontrolada» en su frontera.

Según el comentarista político de la radio militar, «las dudas americanas en los últimos días en el caso de Siria preocupan a Israel». «Si Barack Obama no respeta las líneas rojas que él mismo estableció y no interviene cuando Bashar al-Assad usa armas químicas contra la población civil, Washington está mostrando signos de debilidad que le podría costar muy caro más tarde no solo en Siria, sino también en la cuestión nuclear iraní », añadió.

Presión desde EEUU

En Estados Unidos, el senador republicano John McCain se sumó a estas presiones y, aunque no defendió la entrada de soldados estadounidenses en el país árabe, afirmó que un grupo de naciones debería preparar a sus tropas para invadir Siria con el fin de controlar el arsenal de armas químicas del régimen.

El viceministro ruso de Exteriores, Mijail Bogdanov, advirtió de que los supuestos indicios que corroboran el uso de armas químicas en Siria no debe servir de excusa para precipitar una intervención militar y recordó la guerra de Irak para reclamar a Occidente que no repita los errores en las anteriores búsquedas de «armas de destrucción masiva».