GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

Final del Parejas

A Pablo Berasaluze se le fracturó mucho más que el talón de Aquiles

El latigazo, o el ««pelotazo», como el propio delantero berriztarra lo definió, rompió el tendón de Aquiles de Pablo Berasaluze, pero dolió también en el corazón de las 3.000 personas que llenaban el Bizkaia y las miles que seguían el partido por televisión. El destino, ese factor incontrolable que ya había golpeado vilmente al vizcaino durante su vida, se volvió a mostrar cruel y se acordó de él en el momento más inoportuno, rompiéndole mucho más que el talón.

p004_f02_354x354.jpg

Jon ORMAZABAL

El de ayer parecía marcado como el día de Pablo Berasaluze. Todos los astros parecían alineados para que el delantero Berriztarra pusiera ayer, en Bilbo, con un Bizkaia volcado y en el posiblemente mejor momento de su carrera, esa guinda a una trayectoria marcada por las adversidades pero superadas con una pasión incontrolable por este deporte. Quince años después de su debut como profesional, con el décimo aniversario de la muerte de su aita -con el que ocupaba las primeras filas del Astelena desde que tenía cuatro años- todavía fresco en la memoria y rodeado de los suyos, el de ayer tenía que ser el día de Berasaluze II y lo fue, pero le tocó conocer de nuevo el lado más amargo del deporte profesional.

La final había comenzado equilibrada, con ligeras ventajas para la pareja de Aspe, con los dos jóvenes zagueros gozando de su primera final. Sin embargo, todo se torció de repente, con 5-4 en el marcador, tras un tanto enredado con alguna que otra estorbada entre los dos delanteros, cuando el tendón izquierdo de Pablo Berasaluze y con él el sueño del berriztarra, se fracturó. No fue ningún mal paso ni ningún mal gesto, el delantero vizcaino intentó reaccionar a una cortada de Juan Martínez de Irujo, pero fue como si hubiera pisado un clavo, enseguida se fue al suelo, se retorció de dolor y el Bizkaia quedó en silencio.

El rostro desencajado de Berasaluze reflejaba que se trataba de algo serio, de que la final, su sueño y el de tanta y tanta gente se habían truncado en una acción aparentemente inofensiva.

Juan Martínez de Irujo fue el primero en interesarse por su estado, Iñigo Simón, médico de Asegarce, también se le acercó enseguida y el propio Pablo Berasaluze les confirmó que algo se había roto, además de en su alma, en su tobillo izquierdo.

Desgraciadamente, a falta de una resonancia magnética a la que será sometido durante el día de hoy en Gasteiz, el primer diagnóstico habla de una «rotura completa del talón de Aquiles». A falta de una exploración más profunda, el galeno de la promotora bilbaina ve poco probable la opción de evitar el quirófano, lo que supone que el pelotari necesitará un período de entre seis y nueve meses para volver a competir.

Tras vendarle la zona para poder salir a la entrega de premios y saludar y agradecer su apoyo a las gradas, el pelotari de Asegarce se retiró a su domicilio y hoy acudirá a la Clínica La Esperanza gasteiztarra para conocer el alcance exacto de su lesión. Mikel Sánchez, el doctor al que habitualmente acude la promotora bilbaina y otros muchos deportistas, está actualmente de vacaciones, por lo que, en caso de ser precisa, la operación no se realizaría hasta finales de semana.

Con todo esto, el verano ya ha concluido para el pelotari a los pocos días de comenzar la primavera y el Cuatro y Medio, donde tiene una plaza de cabeza de serie a defender tras su brillate actuación del año pasado, puede ser el próximo reto de un Pablo Berasaluze que, con tres años más de contrato recién firmados, seguro ya cuenta los días que le quedan para su vuelta.

El ejemplo de Altadill

Preguntado por GARA, Iñigo Simón declaró ayer que la sufrida por Pablo Berasaluze, para nada es una lesión habitual en el mundo de la pelota, «es la primera vez que veo una lesión así en toda mi carrera». Sin ser una lesión demasiado común en el deporte profesional, en los últimos días estamos asistiendo a un aluvión de percances similares. Al otro lado del Atlántico, la estrella de Los Angeles Lakers, Kobe Bryant, acaba de ser operado de una fractura muy similar, mientras que ayer mismo, prácticamente a la misma hora, el veterano defensa del Inter de Milán, el argentino Javier Zanetti, sufrió una lesión en la misma zona de su pierna izquierda.

De todos modos, en el propio mundo de la pelota existe un precedente que puede servir para levantar el ánimo de Pablo Berasaluze y todo su entorno, ya que el palista profesional Aritz Altadill, preparador físico de Juan Martínez de Irujo, Oinatz Bengoetxea, Joseba Ezkurdia, Mikel Beroiz, Mikel Idoate y otros pelotaris navarros, superó una lesión similar en 2009.

Con una edad parecida cuando se produjo la lesión y una complexión física no demasiado diferente en altura y peso, el palista iruindarra ha vuelto a la práctica deportiva al primer nivel -por mucho que ahora esté de baja por una lesión muscular en el gemelo que le impidió disputar el Mundial Individual- tras ser operado en una clínica iruindarra. Además, en el caso del palista, su período de recuperación fue de tres meses y medio, un plazo muchísimo más corto del barajado por los médicos de Asegarce para su pelotari ayer lesionado.

Un precedente

La de ayer en el Bizkaia no fue la primera vez que una final tuvo que suspenderse antes de que nadie llegara a 22. Curiosamente, fue en la última final Manomanista disputada en Bilbo antes de la construcción del Bizkaia de Miribilla.

Ocurrió en el Deportivo, donde el martes se presenta el manomanista, y Jesús García Ariño se caló la txapela de 1957 porque Arriaran II no pudo terminar el partido. Según recogen las crónicas de aquella época, con 11-16 en el marcador y con más de 300 pelotazos cruzados, el pelotari de Axpe, con la derecha tocada desde el tanto 12, cruzó un gancho de zurda, el zaguero de Arrasate se lanzó al suelo para tratar de llevar la pelota, se golpeó fuertemente con las primeras filas de espectadores y no pudo concluir el partido, con lo que Ariño I salió campeón.

parte

Aunque se le realizarán distintas pruebas hoy en Gasteiz, Iñigo Simón, médico de Asegarce, entiende que la rotura del talón de Aquiles es total y que necesitará pasar por el quirófano.

recuperación

En principio, se habla de un período de recuperación de entre seis y nueve meses, aunque el palista Aritz Altadill se recuperó en tres meses y medio de una lesión similar.

Precedente

La final del Manomanista de 1957, disputada en el Deportivo de Bilbo, también fue suspendida por lesión de Arriaran II. Jesús García Ariño se caló la txapela.

Martínez de Irujo y Zabaleta, unos campeones con total merecimiento

No fue, ni mucho menos, la forma que hubieran escogido para poner la guinda a un Parejas en el que han sido los mejores. De haber podido elegir, seguro que Juan Martínez de Irujo y José Javier Zabaleta hubieran escogido haber llegado a 22, y tras haber jugado un partidazo, como forma de pasar a engrosar el palmarés de este Campeonato, pero todo lo sucedido a Pablo Berasaluze no puede restar ni un ápice de mérito al triunfo de la pareja navarra de Aspe.

Porque nadie sabe lo que hubiera ocurrido si el delantero de Berriz no se hubiera fracturado el tendón de Aquiles en esa fatídica jugada. Por lo visto hasta entonces sobre la cancha, había final y no parecía que ninguna de las dos parejas estaba en condiciones de abrir un hueco decisivo en el marcador, pero tampoco habrá nadie que pueda poner en duda que la formada por el delantero de Ibero y el zaguero de Etxarren ha sido la pareja más sólida de este Parejas. Además de los dos tantos de renta que el luminoso del Bizkaia marcaba a su favor en el instante en el que se terminó la final, la de Aspe fue la mejor pareja de una eterna primera fase y la primera que consiguió el pase a la final, por mucho que terminara cayendo ante los propios Berasaluze II y Albisu hace dos semanas en el Labrit iruindarra.

Como dijo el propio Juan Martínez de Irujo en sala de prensa una vez concluido el partido, «para lo bueno y para lo malo, esto es deporte» y las lesiones son uno de los factores incontrolables que intervienen en la competición, donde el factor suerte suele tener siempre su importancia. Sin ir más lejos, otra inoportuna lesión apartó a Xala-Barriola de poder luchar por clasificarse por entrar en la liguilla de semifinales cuando el lapurtarra, todo un especialista en este campeonato, mejor nivel estaba adquiriendo. Sin la repercusión de la lesión de ayer de Berasaluze II, el golpe que para las aspiraciones de la pareja de Aspe tuvo la ausencia del de Lekuine durante tres jornadas fue brutal y, entre otros factores, fue uno de los que permitió reengancharse al campeonato a Berasaluze II-Albisu, que habían comenzado tan mal. Y la pelota también le debe una al de Leitza después de perderse la primera final del Bizkaia por otra inoportuna lesión de la que no le quisieron dar tiempo para recuperarse.

Porque, con su mayor o menor crudeza, más o menos justicia poética, lo que quedará para el palmarés será la victoria de Martínez de Irujo y Zabaleta. Con la de ayer, el pelotari de Ibero puso fin a casi tres años de sequía y consiguió su décima txapela en casi otros tantos años como profesional. De estas diez txapelas, cuatro han sido conseguidas en el Parejas, con lo que alcanza el segundo escalafón histórico, empatado con Iñaxio Errandonea, Titín III y Fernando Goñi. Por encima ya solo le quedan a Irujo Retegi II y Antton Maiz, con sus cinco txapelas en las siete finales disputadas.

Por su parte, José Javier Zabaleta incluye su nombre entre los ganadores en el año de su debut. J.O.

«Ha sido una gran pena, esta afición se merecía muchísimo más»

Aunque no pudo contener las lágrimas finalmente, Pablo Berasaluze salió a la sala de prensa del Bizkaia con entereza. «Estoy muy triste. Hoy la afición se merecía mucho más, pero por una lesión no he podido terminar», comenzaba su comparecencia, intermitente por culpa de la emoción que tanto le costaba contener. «He hecho un movimiento y he sentido un chasquido muy fuerte, como si se me hubiera roto algo. Le he dicho al médico que algo tenía, porque no era normal el dolor que sentía, y cuando hemos entrado dentro me han mirado y se ha visto lo que tenía», relataba sobre lo que sintió sobre la cancha. «Ha sido un chasquido muy fuerte, como si me hubieran dado un pelotazo por detrás», añadía. Sin poder encontrar palabras para describir todos los sentimientos que se le agolpaban en el corazón, «pena» era el término que repitió en varias ocasiones el delantero de Berriz. «Los cuatro hemos entrado bien al partido. Creo que el partido tenía todos los ingredientes para que resultara bonito para los aficionados, pero no ha podido ser. La gente tenía muchas ganas, había un ambiente magnífico... La verdad es que ha sido una pena», redundaba. Y sobre el largo periodo que deberá estar en el dique seco, Berasaluze dijo estar dispuesto para «trabajar todo lo posible» para «intentar salir de esta y volver cuando sea posible».

Jon Ander Albisu, que se sumó un poco más tarde a la rueda de prensa, también lamentaba la lesión de su compañero. «Perder la final es secundario, lo peor es ver a un amigo así, sufriendo por culpa de una lesión tan grave». El de Ataun le deseó «una pronta recuperación» para que pueda volver a las canchas «lo más rápido posible», porque en su opinión «la pelota necesita de las exhibiciones de Pablo». Para el zaguero, que coincidió con su delantero en destacar el buen comienzo de partido que cuajaron los cuatro pelotaris, ocurrió «lo peor que podía pasar para todos, para nosotros y también para la gente», porque «ha venido mucha gente, había un gran ambiente en el frontón, y una lesión era lo peor que podía pasar».

«Estamos tristes por la final, pero contentos con el campeonato realizado»

Martínez de Irujo y Zabaleta comparecían ante los medios con la lógica mezcla de sentimientos entre la alegría por hacerse con las txapelas y la tristeza de conseguirlas por la lesión de Berasaluze II. «Esto es deporte. Es una putada para todos. Primero para Pablito, porque el verano está encima y no podrá jugar durante mucho tiempo. Y también para nosotros, porque es un triunfo agridulce. Con el tiempo estaremos contentos, por la txapela y el campeonato que hemos hecho. Ha sido un campeonato muy bueno por nuestra parte, hicimos una liguilla muy buena, aunque es verdad que en la final podía pasar de todo. El partido iba muy igualado», reconocía un Irujo que llevó la voz cantante de la pareja.

Preguntado por cómo vivió el momento de la lesión, el de Ibero relató que «cuando me he acercado me ha dicho que se le habia subido la bola. Pero luego ha notado más daño y se me ha pasado por la cabeza que podía ser el tendón de Aquiles». Sobre los pocos tantos disputados, dijo que hubo «de todo: fallos, aciertos... He empezado un poco agarrotado, pero me estaba empezando a soltar justo cuando se ha lesionado Pablo. Con el 6-4 estaba todo en el aire». Y en referencia a su décimo título como profesional añadió que es «un campeonato más. Estoy contento, porque demuestra que sigo en buena línea, pero hay que seguir tabajando todos los días. Y hay que seguir igual para el Manomanista».

Zabaleta, por su parte, admitió no estar muy contento por cómo acabó la final –«a Pablo enseguida le he visto una cara de mucho dolor», reconoció–, pero se mostró «contento por el campeonato que hemos hecho, hemos sido muy regulares». Destacó que hasta la lesión «los zagueros estábamos jugando bien, peloteando bastante, y los delanteros acabando», y quiso dedicar su primera txapela «al aita en especial, a todos los demás familiares y a todos los amigos». Curiosamente, también desveló que en los vestuarios le preguntó a Berasaluze qué pasaría si alguien se lesionara, algo que desgraciadamente acabó ocurriendo.