A cualquier persona con algo de sentido común le parecerá que Mariano Rajoy y su política son muy de derechas. Pues bien, resulta que hay gente que está más escorada a la diestra que el líder del PP y que, por tanto, quieren echarlo a patadas por ser un peligroso izquierdoso. Así, ayer encontramos dos artículos que buscaban hacer la cama al registrador de la propiedad en excedencia. En el ultra «Libertaddigital», Emilio Campmany hacía un llamado a la revuelta en las filas del PP: «Puedo comprender que a los populares, como a los socialistas, les importemos los españoles y lo que nos pase una higa. En cambio, no entiendo que no les importe lo que les pase a ellos y que, como los socialistas, permitan que un incapaz les dirija irremisiblemente al batacazo electoral. Es más, se arriesgan a que nunca vuelvan los españoles a confiarles el Gobierno de la nación y sean otros los que hereden el favor del electorado de derechas. No hay en ese destino ninguna inevitabilidad. El futuro de España y el del PP no están en manos de Rajoy, están en manos del Grupo Parlamentario Popular, esos 185 diputados responsables de haber puesto al frente del Gobierno a este hombre sin talla. Si no quieren deshacerse de él por haber traicionado groseramente el programa electoral con el que fueron elegidos, que lo hagan pensando en las próximas elecciones». Se ve que a Campmany, que curiosamente también es registrador de la propiedad, no le gusta mucho su colega. De hecho, tiene el golpe planificado. Lean, lean: «Tampoco es necesario que los 185 se rebelen de golpe y porrazo. Bastaría que un grupo de 30 o 40 empezara a hacer perder votaciones al Gobierno». Y concluye con un llamamiento anhelante: «En sus manos estamos, señores diputados. Si no es por nosotros, háganlo por ustedes o por lo que quieran, pero por Dios háganlo».

¿Lo harán? Servidora no lo sabe, pero hay otro al que tampoco le importaría. Se trata de Carlos Cuesta, otro que tal baila, que en «El Mundo» lamentaba que «se le dijo a este Gobierno todo lo que no debería haber hecho falta decirle porque no es sino el discurso propio de la derecha, sino todo lo contrario», y como no ha hecho lo que le mandaban, «su fracaso supondrá la entrega de España a un amasijo de izquierdas e independentistas». Lo dicho, quieren que vuelva a registrar propiedades. Cría cuervos...