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Aranzadi constata que las piedras de Ondarreta son en su mayoría escombros

Un estudio de Aranzadi concluye que las piedras que afloran en la playa de Ondarreta son escombros de un antiguo campo de maniobras y que casi no hay restos de origen natural, por lo que propone su retirada.

Imanol INTZIARTE | DONOSTIA

El biólogo de Aranzadi Jon Etxezarreta presentó hace unos días un estudio llevado a cabo durante los diez últimos años en el que analiza el origen de las piedras de la donostiarra playa de Ondarreta, al tiempo que propone una posible solución.

Este problema viene causando múltiples quebraderos de cabeza a las sucesivas corporaciones -que no logran dar con una solución efectiva-, habida cuenta de que los arenales son uno de los principales atractivos turísticos de la capital guipuzcoana.

Etxezarreta asevera que la casi totalidad de la masa de piedras molestas que afloran en el arenal de Ondarreta son «escombros generados por actividades humanas realizadas en el entorno, sobre todo en los últimos 140 años».

Concretamente, explica que «el 90-95% de los escombros son consecuencia de una actividad concreta; el campo de maniobras para la instrucción del Ejército que se instaló en Ondarreta en 1872», poco antes de la Segunda Guerra Carlista.

Estas obras consistieron en la construcción de un muro de piedra delimitando, hacia el mar, la superficie del campo de maniobras, que fue explanado con aporte de arena, tierra y cascotes y se extendía por los actuales jardines y gran parte de la playa.

La explanada también se utilizó como pista de atletismo, aeródromo, hipódromo, campo hípico y campo de fútbol. Además, a partir de 1888 la zona occidental albergó una cárcel, que se terminó de desmantelar en el año 1954.

Costosa alternativa ideal

A su juicio, «la alternativa ideal para eliminar la totalidad de los escombros y solucionar para siempre el problema implicaría movilizar unos 120.000 metros cúbicos de materiales (arena y piedras), para mediante cribado extraer y retirar todas las piedras a la escombrera o reciclarlas en la construcción».

No obstante, el científico de Aranzadi asume que esta propuesta, por «su elevado coste», sería difícil de asimilar en la actualidad para las administraciones implicadas.

Como alternativa «más económica y ajustada a los recursos actuales», Jon Etxezarreta plantea «la retirada paulatina y repetida en el tiempo, mecánica o manual, de las piedras molestas que afloren integrada en el propio servicio de mantenimiento de la playa, tanto en invierno como en verano, cuando el nivel de la marea lo permita. La tarea habría que prolongarla durante un período de tres a cinco años para asegurar la retirada de la mayor parte de los escombros que afloran», defiende este estudio de Aranzadi.

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