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Los rohingyas reclaman su ciudadanía plena en Myanmar

Gaspar RUIZ-CANELA (EFE) | RANGÚN

Los musulmanes rohingyas, considerados apátridas y segregados en una especie de «apartheid» en el este de Myanmar, exigen sus raíces como minoría étnica y la ciudadanía plena.

Tras los disturbios del año pasado entre budistas y musulmanes en el estado birmano de Rakhine (antiguo Arakan), más de 125.000 rohingyas viven hacinados en decenas de campos de desplazados sin la libertad de movimiento, ni siquiera a los mercados vecinos.

«El objetivo del Gobierno es degradar a los rohingyas para que se marchen del país. Pero negarnos la ciudadanía plena contraviene las leyes internacionales», subrayó Abu Tahay, presidente del Partido del Desarrollo de la Unión de Nacionalidades, formado por miembros de esta minoría musulmana.

Resaltó que los rohingyas no llegaron a Myanmar tras la colonización británica en 1823 o tras la Segunda Guerra Mundial, como defiende una mayoría de los birmanos budistas, sino que su presencia a se remonta a 1.500 años atrás.

Aunque fueron reconocidos por los primeros gobiernos democráticos tras la independencia, la Junta Militar acabó con su existencia oficial en la ley de ciudadanía de 1982. Cientos de miles fueron excluidos de la lista de minorías étnicas del país y clasificados como «no nacionales» o «residentes extranjeros». Muchos recibieron carnés de identidad «temporales» que coartan su libertad para viajar, hasta al pueblo vecino, tener propiedades, casarse o tener hijos.

El rechazo hacia esta minoría se cimenta en la animadversión de una parte significativa de la mayoría budista hacia los musulmanes así como en la versión oficial que los considera «bengalíes».

La paradoja es que los rohingyas, una de las minorías más perseguidas del mundo, según la ONU, son rechazados en Bangladesh, donde unos 300.000 llevan años hacinados en precarios campos de refugiados.

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