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La enfermedad de Buteflika acelera el debate sobre su sucesión en Argelia

La frágil salud del presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, de 76 años de edad e ingresado desde el sábado en un hospital de París tras un accidente vascular cerebral, alimenta las especulaciones sobre su sucesión a menos de un año de las elecciones presidenciales.

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Su hospitalización, unida a la revelación por la prensa de escándalos de corrupción que salpican a su entorno, ha debilitado la hipótesis de un cuarto mandato sobre la que guarda silencio. En el poder desde 1999, sufrió el sábado pasado una «isquemia transitoria sin secuelas», un accidente vascular cerebral «no grave» y que ha supuesto su traslado al Estado francés para practicarle «exámenes complementarios».

«El anuncio de su enfermedad (inhabitual en la tradición argelina) está destinado a preparar a la opinión pública para la sucesión de Buteflika», señala rotundo el politólogo Rachid Tlemcani. «Hasta ahora estaba seguro de que iba a por un cuarto mandato y sus partidarios preparaban un plebiscito cuyo anuncio iba a coincidir con la final de la Copa de Argelia del miércoles», señala, recordando que la entrega del trofeo al vencedor le corresponde al presidente.

Pero las cosas habrían cambiado. «El campo político se abrirá por primera vez en la historia de Argelia. El gabinete en la sombra no está en condiciones de imponer un sucesor y el Ejército se va a dividir», vaticina el experto argelino.

Tras su primer mandato, inaugurado en abril de 1999, Buteflika fue el único candidato, apoyado eso sí por el Ejército y el Frente de Liberación Nacional (FLN), y sus seis adversarios se retiraron de la liza denunciando fraudes. Buteflika fue reelegido en 2009 gracias a una enmienda constitucional que le permitió un tercer mandato entre la denuncias de la oposición, que volvió a denunciar fraude y acusó al Gobierno de inflar los datos de participación.

Desde la independencia de Argelia en 1962, el Ejército ha tenido un papel central en la elección del presidente.

Con todo, Tlemcani descarta «riesgo de inestabilidad en el país, porque los islamistas no tienen mucho peso en Argelia». Considerado como el principal artífice de la reconciliación nacional tras diez años de guerra civil que dejaron 200.000 muertos, Buteflika ha logrado desactivar el islamismo asumiendo sus postulados e integrándolos en el sistema.

Ello no le ha evitado tener que afrontar crecientes críticas, que tuvieron su punto álgido en las protestas populares contra las condiciones de vida en enero de 2011, coincidiendo con el inicio de la Primavera Árabe.

El antiguo oficial del Ejército Ahmed Adimi coincide en que Buteflika se retirará, pero augura que «apurará el mandato para intentar condicionar la elección de su sucesor. Otra cosa es que le dejen», sentencia.

inquietud

Más allá de partes médicos tranquilizadores, la prensa argelina coincide en augurar que Argelia se halla a las puertas de una convulsa sucesión política.

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