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Martxelo Díaz | Periodista

Yo también tengo ropa de Bangladesh

Es un horror. Empiezas a mirar las etiquetas de la ropa para comprobar su origen y te quedas a cuadros. Esa camiseta tan barata está fabricada en Bangladesh. En el forro del Decathlon pone «Made in Vietnam». Las botas a las que le das tanto trote llegan desde China y los vaqueros están elaborados en Turquía, donde no están prohibidas las técnicas para dar a la tela el aspecto ajado y que perforan también los pulmones de los trabajadores.

La mayoría de la ropa que tengo no es «de marca». Busco más la funcionalidad que el diseño y no compro en boutiques de lujo. Tampoco voy a El Corte Inglés ni consumo ropa de las marcas cuyas etiquetas han aparecido entre los escombros del Rana Plaza de Savar. Sin embargo, hasta mi armario han llegado las etiquetas de «Made in Bangladesh». Nuestra ropa de medio pelo también se elabora en la periferia de Dhaka. Incluso camisetas con serigrafías reivindicativas tienen la etiqueta que delata su origen.

Soy consciente de que los trabajadores que me venden la ropa cobran sueldos escasos y la mayoría de ellos tienen contratos precarios. El del comercio es uno de los sectores que menos respeta los derechos de los trabajadores, tanto en grandes superficies como en tiendas pequeñas.

Y muchos de los que compran esta ropa tienen también serias dificultades para poder llegar hasta fin de mes, un objetivo que se suele presentar cada vez más y más complicado. Por tanto, está fuera de su alcance el comprar ropas de lino de la mejor calidad, elaboradas con materiales obtenidos sin productos químicos que dañen el medio ambiente y transportadas con energías renovables. «Cinco euros, lo pillo», suele ser el razonamiento habitual.

Un maldito niki, un producto de primera necesidad, muestra en sus etiquetas la precariedad en la que está sumido nuestro mundo: desde el que lo cose hasta el que lo compra, pasando por el que lo vende. Todos somos víctimas de un sistema pensado para que unos pocos se enriquezcan gracias al sufrimiento de la mayoría. Aquí y en Bangladesh.

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