El presidente sirio, Bashar al- Assad, apareció públicamente ayer con motivo del Día Internacional de los Trabajadores en una planta eléctrica en Damasco, ciudad en la que estallaron varios artefactos explosivos.

Al-Assad señaló durante la visita a la planta eléctrica de los Omeyas, en el parque de Tishrin, que «los terroristas y los que les apoyan buscan hundir el país en la oscuridad, tanto en el plano intelectual como en el social, pero también en los servicios como la electricidad».

La producción eléctrica ha bajado cerca de la mitad desde el inicio del conflicto por la falta de carburante para alimentar las centrales por la inseguridad en el transporte de gas y fuel.

La última aparición del presidente sirio tuvo lugar el 20 de marzo, cuando apareció en un centro de formación artística en el centro de la capital.

Veinticuatro horas después de que un atentado dejara un saldo de 13 muertos, otras dos bombas explotaron ayer en Damasco. El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos cifró el balance en un muerto y varios heridos. La agencia pública Sana limitó el balance a una quincena de heridos.