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crónica | problema colonial

Puerto Rico celebra diez años de su victoria sobre EEUU en la isla de Vieques

La Marina de Guerra de EEUU abandonó hace ayer diez años la pequeña isla de Vieques, tras décadas de lucha del pueblo puertorriqueño por acabar con unas prácticas militares que dejaron secuelas que aún perduran.

Alfonso RODRÍGUEZ | Efe

Aunque la lucha contra la presencia militar estadounidense en Vieques comenzó en los años 40, el detonante final se encendió un 19 de abril de 1999, con protestas pacíficas que dieron la vuelta al mundo. Ese día falleció el vigilante civil David Sanes, de 35 años, por el impacto de una bomba de más de 200 kilogramos disparada desde un F-18.

El incidente reavivó un sentimiento de rabia contenida entre los puertorriqueños contra la presencia de la Marina estadounidense en esa isla, a solo diez kilómetros de la principal, y unió a la inmensa mayoría de los habitantes de esta colonia de EEUU.

La figura que a partir de ese día capitalizó la desobediencia civil contra la presencia de la Marina fue el senador Rubén Berrios, presidente del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), que a sus 60 años acampó en una playa de la isla. «Cuando le causas un problema es que EEUU responde», dice diez años después Berrios, que no duda en señalar que en aquella crisis subyacía el problema político de la isla caribeña como colonia de EEUU. «Vieques significó una causa del pueblo puertorriqueño», afirma.

Su presencia en una playa de Vieques, y la de otros muchos que le secundaron de forma temporal, obligó a paralizar ese año toda práctica militar y creó un problema político y de imagen a Washington. Los hechos se precipitaron y decenas de miles de personas salieron a manifestarse.

Vieques, mientras, recibía a periodistas y el gobernador Pedro Roselló escribió a Bill Clinton para pedir el cese de las prácticas de tiro. Destacadas visitas aceleraron una reunión en la Casa Blanca de Berrios y Roselló con Clinton que, tras algún amago de reanudar las prácticas, facilitó la salida definitiva de los militares.

Una década después y pasado el fervor de ver lejos a la Marina, los poco más de 9.000 habitantes de Vieques se enfrentan a la pobreza (73,3%), el desempleo, la delincuencia y la contaminación.

A ello se suma el alto nivel de enfermedades, en especial cáncer, muy por encima de la media de Puerto Rico, algo que EEUU niega por falta de estudios objetivos, aunque informes de investigadores locales hablan de restos de napalm, uranio y otras sustancias con las que experimentaron.

Además, quedan en el agua miles de proyectiles, más de dos tercios de la superficie terrestre fue expropiada a sus propietarios en los años 40 y 800 familias fueron obligadas a abandonar sus casas de áreas hoy cerradas a causa del material militar depositado.

 

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