Tenemos fecha para la solidaridad. No para tenerla, ni para sentirla, que es algo que no necesita calendarios pero que los llena. Tenemos fecha para sacarla a la calle, para bailarla, para cantarla; para golpear kilómetros, los que queremos dejar de transitar y los del camino que queremos recorrer.

Tenemos fecha para correr gritándolo de día, para corearlo cantándolo de noche, para acudir a las plazas de Euskal Herria y decirlo muy claro.

Decíroslo a vosotros y vosotras: que en la lejanía de las horas difíciles, en el dolor de la soledad impuesta, en la angustia de la enfermedad y frente a la frialdad hiriente del cristal que apaga nuestras voces y niega nuestros abrazos, sepáis que no os dejaremos.

Decírselo a ellos, a los gobernantes cuya única baza política sigue siendo nuestro sufrimiento; a quienes tienen responsabilidad y a quienes la eluden; a políticos y apolíticos, a los indiferentes, a los indecisos, a la izquierda sumisa y a la derecha encendida. No les dejaremos. No dejaremos que hipotequen el camino a la paz para aumentar el crédito sin límites del que quiere disponer la venganza. No dejaremos que el silencio les dé cobijo, que la apatía les dé apoyo, que las preocupaciones de hoy nos callen y cieguen amparando atropellos, arbitrariedades y crueldad. Porque solo la solidaridad, el compromiso y la responsabilidad serán capaces de poner freno a la política penitenciaria, tenemos fecha. Tenemos fechas. El 18 en las plazas de Euskal Herria, el 1 de junio en Hatxortxu Rock en Atarrabia, el 2 de junio en Lasterbidean en Oiatzun. Estaremos ahí. Por solidaridad, por responsabilidad, por nuestro compromiso. Y porque es nuestro derecho.