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Hollande enfrenta las críticas prometiendo «resultados» en su segundo año de mandato

GARA | PARÍS

El presidente francés, François Hollande, prometió que el segundo año de su mandato será el año de los «resultados», al cumplirse ayer el primer aniversario de su elección, marcado por los malos resultados económicos y su punto máximo de impopularidad.

«Lo que se ha hecho desde hace un año es consistente, y lo que queda por hacer es considerable», señaló Hollande a su Gabinete, reunido en el palacio de El Elíseo. «El año que viene será el de los resultados», afirmó, y anunció que el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, presentará en las próximas semanas un plan de inversiones para los próximos 10 años destinado al «sector digital, la transición energética, la salud, las grandes infraestructuras y de forma general, las nuevas tecnologías».

«Las reformas que se han iniciado van a cambiar el rostro de Francia. Profundamente. Pero requieren tiempo para dar su plena medida», advirtió, al tiempo que dijo comprender «el escepticismo de los franceses».

Hollande también hizo referencia a las «oposiciones» que enfrenta, que tachó de «duras, brutales (...) incluso en la calle».

Atacado tanto por la derecha como por la izquierda, bate todos los récord de impopularidad, en solo un año en el poder y en un contexto de desempleo récord (10,6%) y de crecimiento estancado. Un sondeo de la cadena i-Télé, reveló ayer que el 76% de los franceses desaprueba el primer año de Gobierno de Hollande, de los cuales un 56% de ellos dijeron haber votado por él en las presidenciales. Solo un 15% de los encuestados considera «tirando a positivo» el balance de su primer año de mandato.

Además, la imagen de la República «ejemplar» que pretendía poner en marcha ha quedado dañada por el escándalo de la cuenta bancaria en el extranjero del exministro Jérôme Cahuzac.

«Un año después de la elección de François Hollande, Francia vive en una crisis política, economía, social, moral», afirmó ayer el diario «Libération».

«La clave del éxito es la coherencia» de la acción gubernamental, subrayó Hollande, mientras que Ayrault declaró el domingo por la noche a la cadena TF1 que el «rumbo está determinado, se mantiene aunque pueda haber algunas torpezas».

En cuanto a la posibilidad de un cambio de Gobierno con un equipo más restringido dijo que «cada cosa a su tiempo».

Las ambiciones no faltan: Jean-Luc Mélenchon se declaró «candidato a Matignon» para aplicar «otra política», y François Bayrou pidió un «acuerdo de unidad nacional», limitado en el tiempo, entre «los reformistas republicanos de los dos bandos» para levantar el país.

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