«¡Somos lucha obrera!», una demanda de lo que fue, es y será ezkerraldea
Golpea la crisis. Txirbilenea Kulturgunea, de Sestao, ha organizado una exposición de fotos de la «Marcha de Hierro» de los trabajadores de Altos Hornos, y charlas de la lucha en empresas emblemáticas de Ezkerraldea. Se trata de despertar las conciencias.
Juanjo BASTERRA
La lucha obrera ocupa, de nuevo, el primer plano de la actualidad en Ezkerraldea. En Sestao, Txirbilenea Kulturgunea ha recuperado la antigua Escuela de Oficios de Altos Hornos para realizar actividades de todo tipo. Desde el pasado 2 de mayo hasta el 8 de junio mantienen vivo el recuerdo de la lucha de los trabajadores de empresas emblemáticas de esa comarca que, junto a Meatzaldeak, generó una enorme riqueza para Bizkaia y Euskal Herria, pero en la actualidad soporta niveles de paro globales del 21%, aunque en Sestao sobrepasa el 26%. Mantienen una exposición fotográfica, abierta desde las 17.00 a las 20.00, y cada semana desarrollan una charla, sobre una empresa o una problemática laboral.
Fontso Cantera explicó a GARA que la iniciativa partió de la exposición de fotos del veinte aniversario de la «Marcha de Hierro» de los trabajadores de Altos Hornos y Ensidesa a Madrid. A raíz de esa iniciativa, contactaron con varios trabajadores y sumaron un programa amplio que cuenta «la lucha obrera» en Aurrera, una empresa emblemática de Ezkerraldea; el papel que jugó la asamblea de mujeres de AHV, que defendieron el futuro de la empresa y de sus maridos; el fin de Babcock Wilcox o Borsig o la excesiva precariedad de La Naval, que va terminando ya con su historia. También recordarán las fábricas en Argentina o la experiencia de control obrero de Venezuela. Antes de la huelga general, el 28 de mayo, debatirán sobre la necesidad de esa iniciativa, que es la sexta convocada en Hego Euskal Herria desde que comenzó la crisis económica en 2007.
Cantera explica que esta recopilación histórica de relatos de trabajadores trata de «hacer llegar a las nuevas generaciones toda la historia oculta que existe en esta comarca en relación a las luchas en cada empresa». Admite que los extrabajadores, a la vista de la situación de crisis actual, «tienen muchas ganas de explicar y contar lo sucedido».
En su opinión, se ha producido «un corte generacional y no se ha garantizado esa transmisión». Esto obedece, a juicio de este representante del colectivo de Sestao, a que «es una estrategia del olvido. Han derribado las empresas y han hecho desaparecer esa historia. No solo por la capacidad de producción de un pueblo, sino los valores relacionados con ese contexto de solidaridad, de unión y de lucha. Eso es lo que queríamos rescatar y transmitir a quienes no llegaron o llegamos a vivir eso».
Porque, según dice Fontso Cantera, «el otro día un trabajador de Babcock nos decía que con el cambio de turnos, se producía un éxodo de 2.000 trabajadores, que cambiaban el paisaje, que intervenían en el entorno y en las relaciones personales». Eso ya no se conoce, porque «aquellas grandes empresas que dieron empleo directo a más de 20.000 trabajadores entre las más grandes», en la actualidad «se están cerrando y desapareciendo y nos la han cambiado por centros comerciales, donde se emplea a menos gente con alta precariedad y bajos salarios».
El objetivo de estas charlas es «recordar el pasado, la lucha de quienes nos trajeron hasta este momento, y para reconocer que lo que tenemos ahora es producto de su lucha». Aunque admite que «todo esto nos lo están quitando con todas estas reformas y actuaciones». De ahí, que esta jornadas y la exposición «Langile Borroka gara! ¡Somos lucha obrera!» trate de despertar «esa conciencia colectiva de la clase obrera para mirar al pasado, pero, sobre todo, mirar al futuro, que estará impregnado, sin duda, de lucha para recuperar lo que teníamos y lo que tendremos, si luchamos».
El 14 de mayo habrá un videofórum sobre «Fábricas recuperadas en Argentina» y dos días después acudirán representantes de «la Asamblea de Mujeres de AHV» que también llevaron el testigo de la lucha. Se encadenaron y pidieron «pan y salarios para sobrevivir». Los actos siguen hasta junio.