Dos años de 15m: del despertar de las plazas a la respuesta frente alos recortes
Han pasado dos años desde que la Puerta del Sol, en Madrid, se convirtiese en el centro de una oleada de inéditas protestas en el Estado español. Parece que sean siglos. Por la evolución del movimiento y por el alcance del hachazo social puesto en marcha por el Gobierno español. La respuesta ante la ofensiva del PP ha marcado los últimos doce meses de activismo.
Beñat ZALDUA/ Alberto PRADILLA
El 15M ha influido en todo. Desde las mareas hasta la PAH. También en las organizaciones políticas». Miguel Urban, miembro de Izquierda Anticapitalista, explica la importancia de aquella inédita irrupción en la Puerta del Sol que ha marcado las movilizaciones de los últimos dos años en el Estado español. Si hace un año, con los primeros 365 días, tocaba hacer balance de sobre la evolución del movimiento, dos años después es momento de hablar sobre cómo los agentes externos, es decir, la política de hachazos sociales del PP, ha influido en las asambleas. Parece que hayan pasado siglos. Tanto de la acampada original de Madrid, extendida luego a Barcelona, como de aquella primera rueda de prensa en la que la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, advirtió de que «solo» era el principio. Ambas fechas marcan la línea temporal que viene cargada de reivindicaciones. Tantas como derechos conculcados. Tras las demandas genéricas se ha pasado a la defensa de cuestiones concretas: la sanidad, la educación, la vivienda. Ahora también se ha introducido el debate sobre la participación política. Una discusión que tiene que ver con la convergencia de la izquierda pero que, por el momento, se limita a conversaciones paralelas y proyectos de jornadas. Acercamientos dentro de un progresismo siempre fracturado.
«Por desgracia, vamos más despacio que los malos», certifica Chema Ruiz, miembro de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) de Madrid. En su opinión, el 15M supuso una «repolitización» de sectores que, hasta ese momento, daban la espalda al activismo. Sin embargo, en el último año ese progreso ha venido mediatizado por la ofensiva austericida puesta en marcha por el Gobierno español. Cada agresión sectorial ha tenido su respuesta. Y, obviamente, el 15M ha ayudado a que estas sean más amplias. Las mareas verde, azul o blanca (de defensa de la educación, contra la privatización del agua o a favor de la sanidad pública), la paralización de desahucios, las ocupaciones, los «escraches» o los toques a Bankia forman parte de un activismo frenético. No obstante, esa movilización sectorial y constante también provoca la sensación de que, como señalaba en un artículo Isaac Rosa, se esté ejerciendo como «apagafuegos».
Aquí entran los rumores sobre reuniones de cara a configurar una plataforma electoral para el Estado español. Aunque todo está muy verde. «Lo que sí que suena con más fuerza es la necesidad de generar espacios donde converger los movimientos sociales, y las organizaciones políticas», asegura Ruiz. En realidad, se habla de poner en común todas las experiencias desarrolladas en los últimos meses. «Cualquier construcción de un sujeto político nuevo tiene que partir de la gente que está saliendo en la calle. Estos se sienten representados por un cosmos que son las mareas o el 15M. Se trata de un sentimiento de pertenencia a una especie de clima, a un `sí se puede'», afirma Urban. Para junio, por ejemplo, ya hay convocadas unas jornadas bajo el título «Alternativas desde abajo» en la que tomarán parte desde activistas en las luchas sectoriales hasta miembros de partidos como IU, Equo o IA.
La calle como protagonista
Lo que está claro es que la calle sigue siendo la protagonista. En Madrid, con un aniversario que comienza hoy domingo, con una gran marcha. Y también en Barcelona. Pese a que el 15M desapareció hace tiempo de sus calles, sus activistas se esparcieron en los innumerables frentes abiertos dentro de la sociedad catalana. La PAH es el ejemplo más claro, pero no el único. Durante los dos últimos años se han puesto en marcha infinidad de plataformas contra los recortes de Madrid pero también del Govern catalán. Las asambleas de barrios y municipios, con amplia trayectoria, se han visto rejuvenecidas de la noche a la mañana.
De hecho, aunque responde también a otras lógicas, la entrada de la CUP al Parlament en las elecciones del 25 de noviembre no es ajena al clima creado en los meses anteriores por el 15M. En realidad, el «clima», un estado de opinión que tiene plasmación práctica en el activismo, es lo que mejor define un movimiento cambiante y con grandes retos por delante.
Tras las demandas genéricas se ha pasado a la defensa de cuestiones concretas: la sanidad, la educación, la vivienda. Ahora también se ha introducido el debate sobre la participación política.
Hace un año, la Policía española irrumpía en Sol para disolver a las miles de personas congregadas para conmemorar el primer aniversario del 15M. Este año, diferentes marchas, tanto en Madrid como en Barcelona, así como en otros puntos del Estado español, volverán a recordar la primera acampada. En la capital del Estado, la marcha partirá desde tres puntos distintos para terminar confluyendo en la emblemática plaza, aunque las actividades se prolongarán hasta el mismo día 15. Bajo el lema «De la indignación a la rebelión: escrache al sistema», los activistas aprovecharán para poner en común experiencias del último año y preparar más movilizaciones. IA.P
Dos jóvenes, en la protesta de la madrileña Puerta del Sol de hace dos años.