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Juego político para avanzar en otra gestión, en otro modelo

No, definitivamente, no todos son iguales. Entre ellos los hay incluso peores. Peores de lo que cabía pensar, peores de lo que nunca se llegó a imaginar. Los más optimistas considerarán que la clase política que ha propiciado la situación actual muestra una mediocridad preocupante. El resto directamente considerará que la mediocridad se ha convertido en algo así como una aspiración. Los hay soberbios, cretinos, chulescos, freaks del control, obtusos... Evidentemente, esto no es incompatible con que, al menos algunos de ellos, sean a su vez buenas personas, populares, versátiles, disciplinados... incluso manifiestamente inteligentes. Ahí está, por ejemplo, geste como Alfredo Pérez Rubalcaba, que llegó a hacer creer a todo el mundo que era tan inteligente como malo. Ya no engaña ni a sus más fieles seguidores, tal y como demuestran las encuestas. Probablemente no sea solo su culpa y tenga relación con las estructuras partidarias a las que obedecen, con los intereses creados y con deudas evidentes y ocultas. Lo cual no les exime de responsabilidad.

No se trata de dar lecciones de inteligencia emocional a políticos en apuros. Lo grave, lo verdaderamente denunciable, es que por ningún lado hay aceptación de los errores cometidos ni propósito de enmienda. Tampoco voluntad de arreglar el desaguisado generado con decisiones política, económica y técnicamente injustificables. No hay autocrítica y, en consecuencia, no se cuestionan las fallas que, incluso sin renunciar a sus intereses y su concepción del mundo, evidencia el modelo que nos ha traído hasta aquí. Además niegan los hechos y toman por tontos a los ciudadanos, empezando por sus propios votantes. No asumen su responsabilidad, ni la pasada ni la presente.

Gestión y modelo de la mano, de la misma mano

El escándalo cotidiano que se vive en Nafarroa se acrecenta día a día. En la dilapidación de la CAN concurren todos los vicios que puede tener un sistema político: corrupción, nepotismo, falsedades, clientelismo... y una gestión nefasta. Porque la Caja de Ahorros no ha quebrado solo a base de dietas, por muy indignantes y delictivas que estas sean. Estamos hablando de la pérdida de millones en operaciones financieras injustificadas, insostenibles, contrarias a toda lógica económica. Lógica que también derriba el Tren de Alta Velocidad. La imagen del tramo entre Iruñea y Castejón, en el vacío, sin ligazón con ninguna otra línea, fue presentada en el Parlamento sin sonrojo por el propio consejero de Obras Públicas, Luis Zarraluqui. Aun así insiste en defender el proyecto y la hipoteca que este supone. No es viable, que lo asuman, como deben asumir que no hay más alternativa que el adelanto electoral.

En otros territorios vascos el debate político no brilla mucho más. Tras la reunión con los diputados en Ajuria Enea, Lakua afirmó que había habido acuerdo. El diputado general de Gipuzkoa, Martín Garitano, lo desmintió desde un principio y, dado que de haber pacto debería contar con la rúbrica de la institución que él representa, resulta difícil afirmar que lo hay. Pero aceptemos, en aras al debate, que no hay acuerdo sobre si hay acuerdo. Dejando de lado las opiniones, conviene mirar un poco a los hechos (y a las cifras). De haber habido acuerdo este hubiese sido sobre el reparto del montante que corresponde a la relajación del déficit impuesto por Bruselas a Gasteiz vía Madrid (donde esta semana el diputado jeltzale Aitor Esteban pedía a Mariano Rajoy que se «amotine» contra las medidas que impone Berlín). En la propuesta del Gobierno de Gasteiz, de esa partida de algo más de 300 millones de euros, Gipuzkoa accedería a 20 millones. Cantidad que se corresponde exactamente con la cifra que han perdido los guipuzcoanos como consecuencia de la nefasta gestión en Etorlur por parte de los anteriores responsables políticos, según se sabía esta misma semana. A eso se le pueden sumar los 900 millones de deuda acumulados por Bidegi, los contratos blindados en esta entidad y el millón en indemnizaciones, o los 6 millones de pérdida de saque por el swap firmado para blindar la incineradora, todo ello en las épocas de Joxe Juan González de Txabarri y Markel Olano. Hasta aquí los datos. Si se quiere aderezar esas cifras con algo de populismo, se le pueden sumar copiosas cenas con angulas, gin-tonics de diseño y puros de importación a cuenta de la ciudadanía.

Aceptar el juego político, impulsar el cambio

Ante estos hechos, resulta aun más penosa la persistencia de un debate político tan pobre en un momento tan crucial. En este contexto, por ejemplo, presentar la propuesta de EH Bildu sobre el tratamiento de residuos en Gipuzkoa como una renuncia es no entender nada (o querer ocultarlo todo). Han parado la incineradora, el debate es ahora el reciclaje y han aceptado el resultado de las consultas, un método a defender en otros ámbitos, ahora por todos. En el camino el PNV ha adoptado una posición montaraz e incívica que si bien le puede dar réditos a corto, le saca de su carril y dificulta sus alianzas a uno y otro lado. Cuidado con la soberbia. Más aun cuando la legislatura llega al ecuador en diferentes instituciones y convendría que, a la vez de posicionarse a corto, las fuerzas políticas vascas asumieran sus responsabilidades a un plazo más largo. Siempre dentro de la legítima defensa y disputa de proyectos e intereses, por supuesto. Lo cierto es que el modelo actual no da para más, la gestión del mismo ha sido funesta y hay que construir un nuevo escenario que no basta con reclamar, que hay que acordar y refrendar.

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