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Iratxe FRESNEDA | Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual

Mientras tanto, fútbol


 
Imposible desligarse del periodismo de declaraciones, ese que tan pocos amigos se merece, pero que siempre tiene quien le invite a una copa. Cuando el responsable de un banco dice públicamente que «hace cuatro años aquí se ganaba dinero a punta pala», además de desaparecer de golpe toda esperanza en el género bancario, nunca la hubo la verdad, ni aún después de leer el «El banquero anarquista» de Pessoa, entiendo que ese dinero esta a cobijo en algún lado. Puede que esté al sol, de vacaciones fiscales, o invertido en algún feudo-fábrica en el que el derecho de pernada está reimplantándose como medida correctora de desviaciones insumisas y pretensiones de sueldos dignos. Hace unos años escribí aquí un desahogo que llamé «Acabemos con la cultura» y resulta que es «eso» que llamamos cultura, lo que preferentemente y como medida de urgencia y austeridad, corrigen o tratan de eliminar o reinventar los sistemas totalitarios. Y en el caso que nos ocupa y atañe, hablamos del sistema capitalista totalitario que gobierna bajo un disfraz de estado del bienestar humillado y en decadencia. Nada como las dificultades y vejaciones para que los más pequeños se crezcan en sus facultades. Claro que, a veces, esas dificultades ahogan tanto las iniciativas culturales populares que acaba imponiéndose lo efímero, la digestión rápida como acto de consumo cultural. El resto es margen y refugio, maravilloso y milagroso, pero margen. No hay medida de corrección más eficaz que la de apagar todo aquello que pueda motivar el pensamiento, la creación o la reflexión. Apaguen al músico, borren al pintor, mutilen al escritor y cieguen al cineasta. Mientras tanto, salvo alguna que otra cosa, fútbol.
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