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La afición acude al rescate del equipo

El Sadar vuelve a ser ese pulmón que la escuadra rojilla necesita

Fue opinión generalizada, de locales y visitantes, que el apoyo durante los 90 minutos de la afición osasunista resultó decisivo para la consecución de unos puntos que pueden valer la permanencia si los de Mendilibar obtienen otro triunfo en lo que resta de temporada.

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Natxo MATXIN

No es la presente una campaña al uso para los rojillos. La escuadra navarra, habituada a fraguar el objetivo con el que comienza todos los años -no es otro que mantenerse en Primera- en propio estadio, está viendo cómo la actual temporada viene sufriendo muchísimo cada vez que protagoniza un encuentro como anfitrión. No hay más que comprobar cómo lleva uno de los peores bagajes caseros de su historia en la máxima categoría, con siete derrotas momentáneas en su haber en El Sadar.

Unos malos números que no se producían desde la 2007-08, en la que el equipo, de la mano de Cuco Ziganda, se salvó in extremis en Santander, pese a perder por la mínima contra el conjunto cántabro. No es extraño que la similar dinámica que se está viviendo ahora mismo esté trayendo consigo parecidas prisas y nervios de última hora para asegurar la permanencia en Primera.

Ese mal rendimiento casero no solo ha tenido un claro reflejo negativo en el casillero, que todavía fue más patente en la primera vuelta al no carburar tampoco el cuadro rojillo lejos de Iruñea, sino también en la respuesta de la grada. La siempre animosa afición local se ha llevado una gran cantidad de desilusiones, sobre todo en las últimas ocasiones que ha bajado al estadio iruindarra confiando en una victoria de los suyos que no se producía.

Encuentros como el derbi frente al Athletic -los de Mendilibar no lo hicieron tan mal en este encuentro-, pero sobre todo perder contra Atlético y especialmente las derrotas ante Granada y Espanyol provocaron cierto grado de desconfianza de la hinchada hacia sus futbolistas. La última mala racha con apenas una victoria -visitante- en nueve jornadas disputadas tampoco ayudó mucho a la «reconciliación» entre grada y equipo.

Ambiente de gala

En esa coyuntura llegó el partido trascendental contra el Getafe y el malestar generalizado de la afición se dejó notar en las taquillas. A diferencia de lo que había sucedido en anteriores envites, ni hubo colas dispuestas a agotar con celeridad el papel ni las localidades del feudo rojillo se llenaron por completo. Demasiadas insatisfacciones como para repetir desazón en un partido no apto para cardíacos.

Sin embargo, quien tuvo arrestos para bajar a El Sadar lo hizo con la intención de dejarse el alma y la garganta por sus colores. Ello generó un ambiente de gala, de los que solo se ven en las citas más importantes y exigentes, y al que colaboró lanovedad de la Zona Rojilla, un espacio de animación previa al encuentro, que gozó de una gran concurrencia y que se tiene intención de repetir con la disputa del próximo choque contra el Sevilla.

De este modo, la tradicional simbiosis entre vestuario y seguidores volvió por sus fueros, después de que hubiese bajado algunos grados por los más recientes malos resultados. El Sadar retornó a su imagen más aguerrida, en esta ocasión de manera real y no en su versión tópico de los años 80, con un público entregado por los suyos, animando sin cesar, aplaudiendo el derroche generoso de los rojillos y perdonando los errores de un fútbol directo y sin complicaciones.

La victoria frente al Getafe encauza el propósito de la permanencia y apaga provisionalmente las dudas surgidas, pero no garantiza nada. Por si acaso, los hinchas rojillos tendrán que estar prestos al quite para insuflar el último empujón de ánimo.

la Zona rojilla se repetirá

Después de la gran acogida que tuvo en los preámbulos del Osasuna-Getafe, todo apunta a que la junta directiva rojilla volverá a dar su visto bueno a la repetición de la denominada Zona Rojilla en la previa contra el Sevilla.

La llegada del autobús local, punto álgido de la jornada

Ambos técnicos, jugadores de ambos equipos, todos coincidieron en un mismo mensaje: la grada había sido fundamental para que Osasuna se llevase los tres puntos. El comentario, unánime, incluso tuvo su cierto tono de sana envidia por parte de los rivales, poco acostumbrados a un apoyo tan incondicional en su campo, tradicionalmente desangelado.

«Como afición, le doy un 10 a la de Osasuna, porque los han llevado en volandas», reconocía el portero del Getafe, Miguel Ángel Moyá, que evitó que los rojillos se adelantasen en la primera mitad, especialmente en una gran mano que sacó un buen disparo de Miguel de las Cuevas.

Las declaraciones del cotizado cancerbero azulón corroboraban las dichas previamente por su míster. Antes de responder a la primera pregunta, Luis García tomó la palabra para destacar el ambiente que había vivido en El Sadar, «después de unos cuantos años en Primera».

Si los adversarios se vieron impactados por lo visto en las gradas del estadio iruindarra, lógicamente los jugadores locales no pudieron ser menos en las alabanzas hacia sus incondicionales seguidores. El punto álgido, como también lo reconoció José Luis Mendilibar, fue la llegada del autobús de la escuadra navarra.

«Hemos llegado al campo tragando saliva», acertó a decir el capitán Patxi Puñal, mientras otro jugador de la casa, Oier, admitió que «todavía estoy temblando», una vez concluido el choque contra los getafenses, que concluyó en tono festivo.

N.M.

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