La Peña Sport sigue dispuesta a protagonizar su particular milagro. Dos meses y medio sin poder ganar y ahora, dos victorias consecutivas, le dejan a un punto de certificar la permanencia.

La segunda la consiguió ante un rival directo, un Sestao River (2-1), que sigue sin poder conquistar el triunfo de la tranquilidad, y al que ahora los navarros atrapan en la clasificación. Como a aquellos, al equipo verdinegro también le basta con sumar un punto en la última jornada -en Las Llanas ante una UD Logroñés que llegará relajada tras certificar ayer la permanencia- para asegurarse otra campaña en la categoría de bronce. Yoel abrió la lata para los locales nada más comenzar el choque, Aketxe empató de penalti antes de cumplirse la media hora y, ya en la segunda parte, Eneko Romo firmó el definitivo 2-1 con un gol desde el centro del campo.

El que se ha complicado muchísimo la vida es Osasuna, que cayó en el Sadar ante el Amorebieta (1-2). Y eso que Jorge Galán adelantó a los rojillos al cuarto de hora. Pero Muniozguren restableció pronto el empate y en la reanudación, cuando el Promesas ya jugaba en inferioridad por la expulsión de Sipo, Urko Arroyo anotaba el 1-2. Victoria que deja a los azules fuera de la pelea por el play-off, después de que Barakaldo y Lleida también ganaran, pero que les asegura el sexto puesto y, por tanto, la presencia en el torneo de Copa de la próxima temporada. Osasuna, por su parte, necesita ganar y esperar un milagro en otros campos para asegurar la permanencia por 27ª campaña.

En la parte alta, el Real Unión remontó al Bilbao Athletic (2-1) para acercarse a la Copa y dejar al filial rojiblanco en la tercera plaza, de la que ya no se moverá. Jonxa anotó para los vizcainos y Angilo de penalti y Andriu voltearon para los txuribeltz.

En Zubieta, por último, el Sanse no pudo echar una mano al Barakaldo y cayó ante el Lleida (0-1), que sigue a un punto de la cuarta plaza de los fabriles. Curiosamente, los catalanes lograron el gol de la victoria, con firma de Eizagirre, solo tres minutos después de que Miramón viera la tarjeta roja.