A dedo, Quiroga presidenta del PP de la CAV
En un relevo exprés cocinado en la trastienda de un restaurante, tratando de evitar especulaciones y críticas sobre la fórmula elegida -a dedo y con la bendición de Rajoy-, y dejando atado y bien atado todo para que nada cambie, Arantza Quiroga ha sido designada nueva presidenta del PP de la CAV. Nada de procesos congresuales en un momento en el que el PP tiene muchos frentes abiertos y que, como marca política, vive uno de sus momentos más bajos y delicados. A falta de una apuesta política de país, han pesado más los miedos de la dirección que las ganas de renovación y de cambio que no pocos afiliados y votantes del PP exteriorizan. Que las filas estén prietas para ir ganando tiempo, para ir retrasando lo inevitable sin que nadie pida imposibles. Esta es la apuesta que Quiroga tendrá que dinamizar para evitar llegar a mayores desastres.
Ultracatólica de la órbita del Opus Dei que abomina el aborto, cuestiona los matrimonios homosexuales y defiende que hay que «santificar» la vida a través del trabajo, Arantza Quiroga llegó a presumir de no haber usado nunca preservativo y de no tener la intención de usarlo. En su ascendente carrera política nunca ha escondido su fervor religioso o su sintonía con José María Aznar. Pero, piense lo que piense y diga lo que diga, su legado se parecerá a lo que haga. Y nada augura algo mejor. Sino lo contrario.