El 8 de abril dio a luz a su quinto hijo, Jesús, (los otros cuatro son Andrés, Pablo, Álvaro y Pedro) y dos semanas después, el 22, comparecía en el Parlamento para presentar la enmienda a la totalidad del PP a los presupuestos de Urkullu. Sorprendió la rapidez de su regreso porque en noviembre había asegurado que, esta vez sí, se acogería a la baja maternal, y porque el trámite lo podía haber cumplimentado el portavoz económico, Antón Damborenea, que es quien llevaba el tema. A partir de ese día, Arantza Quiroga volvió a las labores parlamentarias e incluso a tertulias radiofónicas. Entre sus declaraciones de noviembre y la vuelta de abril había mediado marzo, mes en el que Antonio Basagoiti ultimó detalles para su nuevo destino laboral en México. Cuatro meses de baja maternal la dejaban fuera de foco para este momento.

Arantza Quiroga Cía combina la dulzura que trasmite su imagen con la determinación que manifiesta cuando lo estima oportuno. Dos ejemplos, en las primeras elecciones en las que pudo votar su madre le dio una papeleta del PNV y ella le respondió que prefería el PP; cuando llegó a la presidencia del Parlamento, cesó al letrado mayor que años antes había defendido la autonomía de la Cámara frente a las exigencias de la Fiscalía del Gobierno de Aznar y del Tribunal Supremo de disolver el grupo Sozialista Abertzaleak.

Desde los 21 años ocupa cargos públicos y de partido en el PP. Cuentan que al inicio de su carrera cautivó a José María Aznar con un discurso, aunque lo que muchos destacan de ella es que ha ido progresando en el escalafón «a la chita callando». En su día declaró que «saber estar callado y quieto es importante en política». Otros podrían pensar, por contra, que lo que se pide a un líder es proponer ideas y moverse para llevarlas a la práctica. Sin embargo, está claro que a Arantza Quiroga su estrategia le ha funcionado.

Nunca ha ocultado sus creencias religiosas católicas ni su seguimiento a ultranza de la doctrina que trasmitía el Papa Ratzinger, incluida la condena del uso del condón también para la lucha contra el sida en África. Madre de cinco hijos, los cuatro en edad escolar acuden a un centro del Opus. «A mí lo que me obsesiona es educarles en libertad, como a mí me han educado», aseguró. Dijo de sí misma que pertenecía «al ala conservadora del PP», aunque después, en alguna ocasión, intentó atribuirlo a una etiqueta externa.

Con sus silencios y sus declaraciones de convicciones y fe, tras haber vivido los años en los que los cargos del PP eran objetivo de ETA, Arantza Quiroga asciende a la presidencia del PP de la CAV sin haberse sometido nunca a una elección directa de la militancia. Siempre ha llegado a los puestos que ha ocupado por designación de un superior. Tampoco se le recuerda ninguna aportación teórica a la estrategia o a la ideología del partido en congreso alguno.

«Me encanta mandar» confesó. Ahora tendrá la oportunidad de hacerlo.