EH Bildu insistió ayer en que la salida a la situación actual de crisis debe venir de un plan acordado entre todos los agentes políticos y sociales y encaminado a hacer profundos cambios en las políticas que han hundido nuestras economías. La coalición independentista se muestra dispuesta al acuerdo, pero entiende que el lehendakari, Iñigo Urkullu, se está equivocando «en el fondo y en la forma» de abordar la cuestión.

En una rueda de prensa ofrecida en Donostia, los parlamentarios de EH Bildu, Marian Beitialarrangoitia, Oskar Matute y Rebeka Ubera, acompañados del miembro de la misma coalición, Iñaki Ostolaza, ofrecieron su opinión sobre las mesas a las que está convocando el lehendakari tanto a la instituciones como a los partidos.

La coalición sostiene que las líneas de actuación han de partir de que «es imprescindible una nueva política fiscal, basada en la justicia social», de que «mientras no pueda aumentarse la recaudación, debe hacerlo el endeudamiento público», Hay que «acabar con los recortes sociales impuestos y habilitar alternativas». Por último, creen necesario «un plan integral para crear empleo y construir un modelo socioeconómico diferente».

En este sentido, y en relación al reparto que se ha propuesto a las diputaciones, EH Bildu afirma que primero es preciso hacer el debate sobre por qué deben ser Madrid y Bruselas quienes decidan esta cifra, algo que el PNV «está esquivando». Y, después, entiende que el endeudamiento debe emplearse en inversiónes que conlleven tomar un nuevo rumbo desde el punto de vista social, y no centrarse en más infraestructuras.

EH Bildu mantiene también que todos estos debates no pueden encerrarse «entre cuatro paredes», sino que ha de abrirse a los plenos de las instituciones y a la sociedad.

Urkullu se pone la venda

El lehendakari, Iñigo Urkullu, manifestó ayer que sigue viendo una «predisposición» a no llegar a acuerdos por parte de «algunas» formaciones políticas, lo que demuestra la «poca voluntad» que existe en la búsqueda de vías «compartidas» para la reactivación económica de la CAV.

Pidió a las formaciones de la oposición que no miren a «corto plazo», ni busquen el «castigo político». El lehendakari señaló en todo caso que «Prefiero pensar que en la reunión (del martes) seremos todos conscientes de cuál es la situación y también manifestaremos nuestra voluntad de trabajar conjuntamente. Yo me voy a empeñar en ello».

Respecto a la metodología a seguir en esa cita, Urkullu ha dicho que se va a ofrecer a los partidos un guión, un orden del día y documentación.

El portavoz parlamentario del PSE, José Antonio Pastor, mostró la esperanza de contar efectivamente con esa documentación y con propuestas concretas del lehendakari antes de la reunión. Lamentó que no haya habido con anterioridad «un poco de cocina previa para engrasar los engranajes de esa reunión, para hacer más fácil poder llegar a un acuerdo de cierta sustancia».

El PSE acude a la cita del martes «con ánimo positivo, sin reservas previas, pero es verdad -añadió Pastor- que, hoy por hoy, alguna desconfianza tenemos sobre el contenido real de esa reunión y sobre los objetivos concretos que se pretenden alcanzar, pero no vamos a poner palos en la rueda y esperaremos a que se produzca la reunión».

Por su parte, el portavoz adjunto del grupo parlamentario del PP, Borja Sémper, afirmó que su partido va a acudir a la reunión con el lehendakari «siendo consciente de la excepcionalidad del momento y de la necesidad de dejar de lado los matices que nos separan para intentar llegar a un acuerdo».

El parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro, deseó que en la reunión el lehendakari «deje de marear la perdiz, se centre y nos diga qué propone y pretende» porque «si no las concreta, es imposible avanzar».