Sin Reggie The Killer Miller, parecía imposible que los Indiana Pacers lograran pasar una ronda de play offs. De hecho, hasta la temporada pasada, jamás habían conseguido superar una eliminatoria sin tener en nómina a aquel genial alero de los 90 y principios del siglo XXI. Sin embargo, le han tomado gusto a esto de pasar rondas, y pese a no tener una estrella del brillo de LeBron James o Carmelo Anthony, los Pacers están ya a un paso de llegar a la final de la Conferencia Este. Tras imponerse por 93-82 en el cuarto partido de su semifinal, aventajan a los Knicks de Nueva York por 1-3.

En su día, con Larry Bird como entrenador, forzaron el séptimo partido de la final del Este de 1998 ante los Bulls de Jordan, Pippen, Kukoc y Rodman. Anteriormente, en 1994, los Knicks de Pat Ewing los superaron en 7 partidos, igual que los Orlando Magic de Shaq en 1995. El año pasado, los Miami Heat sufrieron para imponerse por 4-2 en semifinales, y la única vez que llegaron a la finalísima, el año 2000, los Lakers de Phil Jackson, Kobe Bryant y O'Neal precisaron otros seis encuentros para superar a los Pacers. En resumen, que Indiana es una franquicia incómoda y peleona, y que hace sudar tinta a sus rivales, como muy bien pudieron comprobar los Knicks en la última jornada.

George Hill, con 26 puntos, fue el ejecutor principal de este cuarto partido. Con Paul George ejerciendo de escudero -18 puntos, 14 rechaces y 7 asistencias-, terminaron por asfixiar a los neoyorquinos, excesivamente dependientes del acierto de Melo -24 puntos y 9 rebotes, pero con una carta de lanzamiento de 9 de 23 en tiros de campo- y con la ayuda casi exclusiva de JR Smith -19 puntos, pero firmando un 7 de 22 en el tiro-. Así las cosas, el desacierto de los de la Gran Manzana, más el dominio reboteador local -54 a 36-, hizo que Indiana tomase ventaja a partir del segundo período, llegando al descanso 48-34.

A partir del receso, Carmelo Anthony redobló el peso anotador de los Knicks, pero Indiana mantenía la ventaja sin aparente esfuerzo, mientras que a Melo el cansancio le pasaba factura conforme avanzaban los minutos. Los titulares de los Pacers, además, lo bordaban a través de la anotación y el rebote -cuatro de ellos llegaron a los 10 puntos y Roy Hibbert compensó sus escasos seis puntos con 11 rechaces y tres tapones-, de modo que concretaron el triunfo con una comodidad más que relativa, algo que hace entrever que los Knicks de Nueva York se hallan de veras contra las cuerdas.

San Antonio ata a Curry en corto

La experiencia es un grado. Pese a caer en el cuarto partido en la prórroga, San Antonio Spurs supo hacer borrón y cuenta nueva y llevarse el quinto partido de su serie ante los Warriors por 109-91. Tony Parker volvió a brillar con luz propia, sumando 25 puntos y 10 asistencias. Pero la clave, amén del juego de pases que propició que los pupilos de Gregg Popovich sumaran 30 asistencias con buenos porcentajes de tiro, estuvo en la defensa sobre Stephen Curry. La estrella de la franquicia de Oakland, que juega con un tobillo infiltrado, se quedó en 9 tantos -firmando un 1 de 7 en triples para un 4 de 14 global-, de modo que solo pudo brillar con sus 8 asistencias, ofreciendo al alero Harrison Barnes y al ala-pívot Carl Landry la opción de tomar el testigo anotador con 25 y 16 puntos, respectivamente.

Aunque los Warriors aguantaron el primer envite, llegando al descanso con solo tres puntos de desventaja, 54-51, la poca experiencia les pasó factura según se avanzaba hacia el final. Los 12 robos de balón de los texanos -4 de ellos obra de Tiago Splitter- propiciaron 18 puntos fáciles para los Spurs, con cinco jugadores llegando a los 10 tantos: cuatro titulares -Splitter fue la única excepción, con solo 4 puntos, pero a diferencia del año pasado, el exbaskonista cuenta con la confianza de su técnico y jugó 25 minutos, sumando en defensa, gracias a su movilidad y capacidad atlética- y Manu Ginóbili. El parcial de 55-40 de la segunda mitad lo aclara absolutamente todo.

Popovich, al ver que su equipo tenía el 3-2 asegurado, dio minutos al fondo de su banquillo, de modo que gente como el australiano Patty Mills y hasta el otrora gran estrella de Toronto, Orlando y Houston, Tracy McGrady, tuvieron la opción de lucirse ante su público. Todavía habrá mucha tela que cortar, ya que la bulliciosa hinchada de los Warriors intentará el pequeño milagro de forzar el desempate ante un rival que tiene más escamas que nadie en esto de afrontar la lucha por el anillo.