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«Si me aferrara al cargo cometería una gran injusticia social»

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Txema Azkuenaga
Exportavoz de Bildu en el Ayuntamiento de Bilbo

Entre lágrimas y apoyado por el que será el nuevo componente del grupo municipal, David Lopategi, Txema Azkuenaga dijo ayer adiós a dos años como portavoz y edil soberanista, aunque reafirmó, como independiente, su compromiso «inquebrantable» con el proyecto de EH Bildu. «No me gusta mucho el término orgullo, pero lo ha sido para mí representar a quienes nos votaron», confesó.

Agustín GOIKOETXEA | BILBO

Emotiva despedida de Txema Azkuenaga, en la que los sentimientos afloraron tras dos años en los que no ha ocultado su «orgullo» por trabajar para construir una ciudad y un país mejor para todas y todos.

¿Por qué razón deja ahora su acta de concejal?

Porque he cumplido un ciclo de la vida, la vida laboral, y me toca retirarme, jubilarme. En circunstancias sociales normalizadas, esto debería ser así. Hay que saber retirarse y dejar paso a los jóvenes o no tan jóvenes que lo harán, al menos en mi caso, mejor que yo.

En las actuales circunstancias económicas, si me aferrara al cargo supondría una actitud insolidaria, cometería una gran injusticia social. Con casi un 50% de jóvenes en paro en Euskal Herria, debemos atender a los signos de los tiempos y debemos repartir el trabajo, ya que hoy por hoy es la única manera de que muchas personas, unas 215.000 en Euskal Herria, no caigan en la exclusión social, en la desesperanza o simplemente tengan que emigrar no siendo su voluntad. El envejecimiento activo del PP me parece indecente, injusto socialmente.

Un corporativo de la oposición abandona el Ayuntamiento al jubilarse y el alcalde, con graves problemas de salud, continúa a sus 70 años....

Cada uno es fruto de su historia, de su pensamiento, de su personalidad. Yo no soy quién para decir a nadie que debe jubilarse. Lo que sí hago, en las actuales circunstancias sociales y económicas, es una llamada a todas las personas, incluidos los políticos con sueldo, a que sean solidarios con todas los desempleados y las desempleadas. Lo que reivindico es que, social y políticamente, debería obligarse, por ley, a todas las personas a jubilarse llegada una determinada edad. Creo que los 65 años son suficientes. Me parece inaceptable e insolidario prolongar la edad laboral en estos momentos. Excepciones, las menos.

¿Qué valoración hace de sus dos años en el Consistorio?

La respuesta debe contestarse con la valoración que hace la gente de la calle de los políticos. ¿Por qué considera la ciudadanía que son el tercer problema tras el desempleo y la situación económica? Porque prometen y no cumplen, porque tienen determinados privilegios y sueldos que la mayoría para sí los quisiera, porque atienden más a favorecer a la banca, a las constructoras y a las grandes empresas que a la mayoría social, porque anteponen su partido y sus estrategias partidistas a los intereses generales en muchas decisiones que toman.

De alguna forma, esa experiencia, el fracaso de la política en muchas ocasiones, Bildu y yo la hemos vivido en los plenos. Si nos fijamos en la fiscalidad municipal, nos encontramos con una serie de bonificaciones que van dirigidas a grandes empresas, véase Iberdrola, a costa de los más necesitados. Si miramos el modelo urbanístico, priman, económicamente, los macroproyectos y el centro frente a los barrios; la élite de la arquitectura mundial, al precio que impongan, frente a lo local. Si hablamos de cultura, creamos el modelo Alhóndiga en detrimento del ingenio creador de nuestros artistas, véase Kukutza. Se piensa más en el turista que transita un par de días por la ciudad y se va, que en el autóctono que la vive durante 365 días al año. La menor recaudación fiscal la notan sobre todo pensionistas, mujeres y programas de igualdad, personas con movilidad reducida, los migrantes, el euskara... Para el Manhattan de Bilbao sí hay dinero.

Y no entiendo que se vote en función de quién presente las mociones. Así, el PP no ha votado a favor de ninguna de las aproximadamente 80 iniciativas que Bildu ha presentado en estos dos años. El PNV tardó un año en aprobarnos la primera; hasta hoy ha aprobado otra y hemos consensuado dos más. EL PSE ha sido más flexible, sin exagerar. El marcaje a Bildu ha sido férreo, de modo que la valoración que debe hacerse es que prima más de quién venga la moción para votarla que si es conveniente para bilbainos y bilbainas. Nosotros, en cambio, no hemos tenido ni tenemos ningún reparo en aprobar mociones vengan de quien vengan. Atendemos a si son buenas para la ciudadanía o no. Desde el principio de la legislatura hemos practicado esta filosofía.

Ahora que lo deja, ¿tiene alguna asignatura pendiente?

Asignatura pendiente... no sé, pero tareas pendientes sí. La primera obligación que voy a asumir es la de «ama de casa». Me esperan las tareas domésticas, sobre todo la cocina, que me gusta y espero hacerme un experto. Eso sí, mi mujer me ayudará en lo que pueda, porque ella trabaja fuera de casa. Me espera el nieto que, aunque va a la guardería, en cuanto se ponga enfermo tendré llamada de urgencia. Me espera el compromiso con los movimientos vecinales, en el barrio de Santutxu, con la Federación de Asociaciones, con el Consejo de Distrito. Leeré mucho; espero que sea más por placer que por obligación. Me apasiona hacer deporte: la bici me está esperando desde hace unos años. El monte y la playa me encantan.

¿Quién será su relevo como portavoz de Bildu?

Aitziber Ibaibarriaga, que es la siguiente en la lista. Una cría, para mí, de veinte y pico años, pero bragada en política, euskaldun, inteligente y trabajadora, que ama a su ciudad y a Euskal Herria, idealista, militante, que podría trabajar y ganar mucho más dinero como arquitecta, pero que ha renunciado a un «brillante» porvenir en aras de la utopía, de trabajar por una Euskal Herria libre y socialmente justa. Como es de colegir, le aprecio, le quiero, podríamos decir, mucho.

¿Tiene algún consejo para ella?

La verdad es que soy hombre de dar pocos consejos. Creo que el mejor consejo que podemos dar es nuestro comportamiento. Si en estos dos años mi forma de actuar y de trabajar, mi forma de ser y de relacionarme con ella, con el grupo y con la oposición le ha servido para algo, me alegro un montón. Pero ella debe seguir su camino. Ahora bien, si algún día me pide consejo, se lo daré.

 

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