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Mikel CHAMIZO | Crítico musical

Salvándose de la quema con menos orquestas y más voces

 

En estos tiempos difíciles la Quincena Musical ha sabido echar mano de las relaciones establecidas en los últimos años para traer de nuevo a dos grandes orquestas internacionales: la Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt, que pasaron por el festival en el 2010 y 2011, respectivamente. Ambas llegarán junto a batutas de primer línea: Valery Gergiev, que puede hacer una «Babi Yar» de Shostakovich impactante, y Paavo Järvi, incansable defensor de la música de Carl Nielsen, cuya «Inextinguible» dirigirá en Donostia. La tercera orquesta europea será la Scottish Chamber Orchestra, comandada por uno de los directores de moda, el joven Robin Ticciati. Para el resto de citas sinfónicas se acude a formaciones del Estado: la Sinfónica de Galicia, la Joven Orquesta Nacional de España y la propia Orquesta de Euskadi, que verá su presencia reforzada este año.

Si el apartado orquestal no brilla tanto como en otras ediciones, sí lo hacen las voces que pasarán este verano por Donostia: Desirée Rancatore es una buena soprano verdiana que se hará cargo de Violetta en «La Traviata», junto a José Bros; la espectacular Julia Lezhneva ofrecerá un recital de puro belcanto; Thomas Allen cantará el «Réquiem» de Fauré junto al Orfeón Donostiarra; Ainhoa Arteta las «Cuatro últimas canciones» de Strauss y Michelle DeYoung acompañará a la joven promesa guipuzcoana Arantza Ezenarro en la «Resurrección» de Mahler. Y es solo la punta del iceberg: habrá también buenos solistas instrumentales e interesantes programas en los ciclos más pequeños, en torno a la quema y resurrección de Donostia.

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