Un gran avance en la investigación con células madre ha resucitado el fantasma de la clonación humana. El descubrimiento realizado por un equipo de la Oregon Health and Science University (OHSU) acerca progresivamente al mundo a ese resultado, pero su efecto más inmediato será el de estimular los esfuerzos para regenerar tejido sano a los heridos y los enfermos. Aunque es razonable preocuparse sobre a dónde puede llevar tal descubrimiento, estas preocupaciones no deben impedir la exploración de las propiedades reparadoras de las células madre.

La promesa de las células madre es que pueden convertirse en muchos tipos diferentes de tejidos, no están condenadas a un destino celular específico. Se están usando para reproducir y estudiar las células enfermas y algunas terapias con células madre ya son de uso limitado.

El equipo de OHSU (...) ha creado células madre embrionarias mediante la sustitución del núcleo de un óvulo humano fertilizado por el núcleo de una célula de la piel para, a continuación, recoger las células madre resultantes. (...)

Una ventaja de este enfoque es que, a diferencia de la mayor parte del trabajo inicial sobre las células madre, no requiere la destrucción de embriones humanos. Esta práctica atrajo una fuerte oposición de líderes religiosos y grupos de derecho a la vida, aunque sus críticas se han desvanecido cuando los investigadores cambiaron las células madre adultas y, más recientemente, las células normales reprogramadas en células madre a través de la ingeniería genética.

(...) El mayor problema ético para el equipo de OHSU, sin embargo, es que se crea artificialmente un embrión humano, aunque le faltan los componentes necesarios para la implantación y el desarrollo como un feto.

Tendrá que hacerse mucha más investigación antes de que un laboratorio pueda clonar un embrión humano viable, implantable (...) el Gobierno federal debe establecer normas que detengan a los investigadores de este país de cruzar la línea entre la generación de células madre y llevar un embrión clonado a la vida. Una clara prohibición ayudaría a asegurar al público que la investigación con células madre debe aceptarse y no temerse.