San Mamés despide la Liga
La despedida imposible
San Mamés acoge su último encuentro de Liga, con la carambola europea y una despedida a la altura como objetivos del equipo.
Amaia U. LASAGABASTER
Con poco más en juego que la carambola que podría dar acceso a la Europa League, la emoción estará muy por encima del deporte esta tarde en San Mamés. Aunque el objetivo del Athletic será aún más complicado en ese terreno que en la búsqueda de la pedrea continental.
La Liga, a cuya cita no ha faltado nunca, se despide de San Mamés. Todavía el filial pisará el verde de la Catedral, incluso también el primer equipo, en ese bolo postrero frente a un combinado de Bizkaia, pero la de esta noche será la última ocasión en la que el Athletic compita en su estadio. Y no es que resulte difícil, es que parece imposible estar a la altura de tales circunstancias.
No tanto porque la última temporada de uno de los grandes símbolos de la institución haya sido una de las más tristes de los últimos años, con tempranas eliminaciones copera y europea, olvidable trayectoria liguera e incluso disgustos para filial y femenino, provocando que en la última cita las motivaciones deportivas prácticamente brillen por su ausencia. Es que apenas la disputa de un título sería capaz de condensar en noventa minutos el reconocimiento que merecen los recuerdos, las emociones, las anécdotas y las historias que guarda para siempre cada centímetro del estadio.
Momentos
Siendo imposible honrar, habrá que alegrarse de ser honrado. De poder guardar en ese cofre de los tesoros la memoria de haber vivido el último partido de San Mamés. Un recuerdo al que no pocos aspiran en la grada -las entradas han volado de las taquillas y se podrá contar con los dedos de una mano los socios que fallen- y qué decir sobre el terreno de juego.
Privilegio del que disfrutará, y además como capitán, Carlos Gurpegi, que se reconoce «encantado de poder ser un integrante de la plantilla que va a jugar el último partido oficial en San Mamés». «Para mí es un orgullo -añadió- poder representar a todos los jugadores que han pasado por este campo».
Un estadio en el que se ha bordeado el drama, como en aquel encuentro ante, precisamente, el Levante, al que el Athletic llegó jugándose la vida. «Uno de los momentos más duros que he vivido en el campo», admite el navarro. Pero sobre todo se ha disfrutado, se ha emocionado y se ha sentido. Pocas veces en los últimos años como en «la semifinal de Copa contra el Sevilla y de UEFA contra el Sporting de Lisboa. La atmósfera que se vivió en esos dos partidos era increíble, el ambiente que había en San Mamés, todo el positivismo que había alrededor y que nos llevó a la victoria. Creo que son los mejores recuerdos».
Nada parecido, lamentablemente, se ha vivido esta temporada, que Gurpegi reconoce «mala», aunque haya habido aspectos positivos, como la capacidad de un equipo «joven» para saber «salir adelante pese a haber estado casi toda la temporada con el agua al cuello». Y que, curiosamente, puede acabar con el billete para la próxima Europa League. Un objetivo «difícil, pero posible», que añadirá motivación competitiva a una cita con objetivo claro. «Tiene que ser una fiesta. Qué menos que los tres puntos para la despedida», pidió un Carlos Gurpegi al que le costará contener las lágrimas cuando el partido llegue a su fin.