La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) y exministra francesa de Finanzas Christine Lagarde evitó finalmente su imputación por los delitos de malversación y complicidad en falsificación. Tras dos días de declaraciones, el viernes se le adjudicó la consideración de «testigo asistido», una figura legal que le exime de la imputación por esos delitos.

El Tribunal de Justicia de la República investiga su gestión en relación con la indemnización de 403 millones de euros que el Estado pagó al empresario Bernard Tapie, amigo del expresidente Nicolas Sarkozy, en aplicación de un arbitraje privado seleccionado por Lagarde.

Sonriente y sin grandes signos de fatiga, Lagarde, a quien el FMI respaló, defendió su gestión a la salida de los tribunales.