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OLATU TALKA, una macrofiesta popular y cultural

Donostia visualiza la capitalidad del 2016

Al llegar, parecía Aste Nagusia por la música, pero no. Un poco más adelante, unas rebajas literalmente apetitosas; en la esquina, un puesto con reivindicaciones sociales. Así nos engulló Olatu Talka.

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Amaia EREÑAGA

Cielo plomizo y lluvia. La visión no podía ser más desalentadora la mañana de ayer y, desde las redes sociales, la Oficina de Donostia 2016 anunciaba los cambios de ubicación de las actividades a otros recintos, más protegidos o cerrados, como la iglesia del Museo San Telmo (en el caso del espectáculo de Verdini) o la de Santa María («El orfeón en estéreo», con los pequeños del Orfeón Donostiarra), o incluso la suspensión momentánea de la limpieza en auzolan del río Oria. Pero horas después el cielo se abrió, la metereología dio una tregua y esta primavera loca en la que estamos sumergidos pareció volver un poco en sí para permitir que la segunda jornada de Olatu Talka-Rompeolas, el festival amateur y participativo que abre el camino a la capitalidad cultural europea de Donostia en 2016, pudiera desplegarse. Con más de 2.000 vecinos implicados, casi 250 actividades de lo más diverso previstas y una firme apuesta por una cultura amplia y abierta, la cuarta edición de este macroevento es todo menos fácil de resumir. Hay actuaciones pequeñas, algunas mínimas incluso -la colocación de un simple puesto informativo o, pongamos, una entrevista radiofónica muy sui generis y divertida en una txalupa-, frente a otras más ambiciosas, como la Ziklobia, con la que hoy las bicicletas y los viandantes «ocuparán» la carretera que une los barrios de Ibaeta y Zubieta.

«Sí, ha habido una evolución en el tiempo», reconocía Igor Otxoa, director de proyectos de la Oficina de Donostia 2016, con el que nos topábamos junto al kiosco del Boulevar, mientras las bandas de los conservatorios de localidades como Hondarribia y Errenteria creaban ganas de bailar a los espectadores con versiones que iban desde canciones de Itoiz a bandas sonoras de películas. «Las dos primeras ediciones lo que se hizo era más amateur. Con el tiempo se ha producido una evolución y, si bien primero estaban más relacionadas con el arte, ahora las actividades son de todo tipo: sociales, relacionadas con las nuevas tecnologías...». La gente ha ido aprendiendo y ampliando sus redes de relaciones, e incluso sofisticando los proyectos que presenta. «La apuesta para los próximos años va a consistir en abrirnos. Hemos logrado abrirnos a Donostia y a su alrededores, pero debemos extendernos en lo territorial», agregaba.

Con la fecha del 2016 en el horizonte, el camino a la capitalidad resulta, explicaba, tan sustancial como la propia fecha del evento. Mientras esperan a que se complete el equipo de trabajo y el traslado a la antigua sede de los Bomberos -ambos van con retraso sobre lo previsto-, preparan la gran exposición sobre el bicentenario de la quema y reconstrucción de Donostia que instalarán en el Museo de San Telmo en verano y ya han arrancado las obras para la construcción de la reproducción de la nao San Juan en Ondartxo, en Pasaia. Por cierto, que se podrá seguir en vivo la construcción, que se realizará por artesanos con medios tradicionales, porque se ha planteado como «una exposición viva».

Con un ojo puesto en la meterología y mientras hace frente a otros imponderables peores, como la fuerte reducción del presupuesto de este año de la aportación del Gobierno de Lakua, Igor Otxoa nos adelantaba que próximamente presentarán un trabajo en común con el festival EH Zuzenean -en concreto con sus programas Sorgin y Artean-, una cita con la que se identifica en su forma de trabajo «proponiendo avances en auzolan, con la participación de la gente». Piratas, EHZ y Astra, por cierto, también mantuvieron un encuentro con Donostia 2016 en Añorga el viernes pasado para hablar sobre modelos culturales.

Un sin parar

La programación de Olatu Talka es tan heterogénea como nuestra sociedad. Un stand contra la polémica incineradora de basuras en Zubieta -el barrio donostiarra es protagonista, además de este Olatu Talka y de la Ziklobia de hoy porque desde allí comenzó la reconstrucción de Donostia tras su incendio en 1813- convive con otro de los Traperos de Emaús, a pocos metros de Medicus Mundi y una calle Narrika en la que parece que los comerciantes han decidido saltar a la calle. En solo esta calle hay nada menos que 39 comercios, explica José Luis Muñoz, un alicantino fundador de www.cashmobspain.com, que conoció este movimiento en Londres y lo importó al Estado español hace un año. Los comerciantes de Narrika se han unido a esta iniciativa, que apoya la movilización a través de las redes sociales, una «acción directa», explica, que se nota. Preguntado sobre su efecto en un día como el de ayer, apunta que «sí se nota, las ventas en algunos lugares se duplican incluso; además esta iniciativa sirve para la comunicación social e incluso como forma de unión de los comercios». El mensaje es claro: «Puedes consumir en los grandes espacios, claro que sí, pero guarda parte de la compra para la tienda de cercanía, para la panadería o la tienda de ropa, que son las que dan la luz y alegría a las calles».

Y a reponer fuerzas con un pintxo en el Quinto Pino, en la plaza Sarriegi. El popular bar era uno de los que se había unido al «Pintxo Stop Solidario» con el que el colectivo Stop Desahucios de Donostia buscaba sacar a la calle también este problema. Cada bar debe crear un pintxo para la ocasión, coronado con un cartel informativo. «Queremos llevar la problemática de los desahucios a la calle, al día a día de las personas, mezclarnos con las actividades ordinarias de la gente sin molestar, con el propósito de que se hagan eco de una manera natural y en su entorno de un problema que, con total seguridad, les será familiar», explica la plataforma. Para El Quinto Pino crear un pintxo no era problema, no en vano cada día sacan uno nuevo a la barra. El anti-desahucios, por cierto, tiene una base de calabacín.

Las cifras de ayer eran de las de llamar la atención: 1.000 personas en el «Yes, Wake Up! Ciudadanízate», 800 en la Milonga popular, medio millar en las Arte-topaketak... previsiblemente, la Ziklobia de hoy -por cierto, no es la única actividad, pero sí la más llamativa del día- moverá aún a más personas. Por un día, se vaciará de vehículos a motor la carretera que une Ibaeta y Zubieta para uso y disfrute exclusivo de peatones, bicicletas, patines o cualquier otro medio de transporte sin motor. El objetivo de la iniciativa es hacer las ciudades más dinámicas y saludables, y busca ofrecer otra manera de disfrutar de la carretera, al aire libre, para todos los públicos y de forma gratuita. Está previsto que salgan varias columnas en bicicleta (a las 10.00, desde Sagüés y Miramon), patines (11.00) o a pie (a las 9.00, desde Ibeta). Por el camino, habrá diferentes actividades y animaciones, como el paso de las comparsas de la ciudad, la conversión del campo de fútbol de Añorga en una zona de picnic...

Y, como final de fiesta, regreso al puerto, donde habrá una merienda-cena con el objetivo de impulsar el consumo de productos agrícolas y de pesca locales y donde los participantes en el Olatu Talka degustarán un plato de antxoas.

 

conciertos

fueron los que tuvieron lugar solo en el día de ayer, con una media de entre 50 y 100 asistentes. Se desarrollaron en lugares como una joyería, una peluquería o una librería.

7

bertsolaris

desde siete museos protagonizaron un bertso saio en streaming. Al vizcaino Arkaitz Estiballes le tocó el de la Real, donde bromeó con que «Donostia es un pequeño barrio de Bilbao».

80

stand-up paddles

para «Urumea garbibai!». Desde hace días no había plazas para subirse a ellos. Salieron del puente Lehendakari Agirre y, por segundo año consecutivo, la competición fue feroz.

N-1

y N-634

El trayecto entre Ibaeta y Zubieta estará cortado a los vehículos a motor entre las 10.00 y las 16.00 por la Ziklobia. La línea de autobús Zumaia-Donostia sufrirá algunos cambios por ese motivo.

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