La denuncia realizada por el sindicato UGT contra uno de los monstruos de la logística como es Norbert Dentressangle por prácticas ilegales en el sector del transporte ha tenido la virtualidad de hacer públicos secretos a voces, como es la utilización generalizada de todo tipo de argucias legales y laborales por parte de multinacionales, flotistas y grandes empresas para recortar los derechos laborales de los y las trabajadoras del transporte -sean estos asalariados o autónomos-, con el único fin de aumentar sus beneficios económicos.

En tiempos de crisis compañías tipo Norbert se valen de las reformas aprobadas por el Gobierno español en el ámbito laboral y de transporte para exprimir más aún a los y las transportistas con el objetivo de mantener sus beneficios empresariales. Lo más triste es que las prácticas que durante muchos años han sido privativas de estas compañías se extienden como una mancha de aceite sin que nadie pueda o quiera pararlas. Así, pequeñas empresas de transporte también se han sumado al carro de estas prácticas creando, por ejemplo, cooperativas de transporte que en realidad no lo son sino que están creadas y manejadas por las propias empresas para contratar más barato, conseguir una fiscalidad más cómoda, recibir ayudas públicas y tirar los precios.

Paralelamente, la distancia entre trabajador asalariado y autónomo se va reduciendo. Para quitarse de encima los costes laborales y sociales que supone el asalariado las empresas de transporte los despiden y contratan en otras creadas ad hoc -tipo falsa cooperativa o empresa de transporte rumana- donde estos trabajadores pierden todos sus derechos y se ven obligados a trabajar en condiciones de semiesclavitud. También ocurre que el asalariado sea convertido en un falso autónomo sin tarjeta de transporte trabajando para una cooperativa de trabajo asociada. Rozando el rizo del fraude a este asalariado sin tarjeta de transporte se le da de alta en autónomos y tributa en módulos. ¿Y qué pasa con el transportista autónomo? ¿Qué pasa con la red vasca de transporte? Que evidentemente no puede competir con los precios que marcan estas compañías y que poco a poco se ve expulsada del mercado. Ni siquiera aquellos autónomos que se creyeron la milonga de la concentración que nos vendían las instituciones hace unos años y se agruparon para crear cooperativas u otro tipo de figuras empresariales pueden sobrevivir a la presión de estas prácticas, porque contra la esclavitud es imposible compertir.

Más aún, los pocos jóvenes que entran al sector lo están haciendo por vías totalmente alegales, como falsos autónomos sin derechos, ya que en la actualidad para cualquier joven resulta imposible acceder al sector de otro modo y abundan jugosas ofertas de trabajo de chófer o transportista que a la postre resultan ser un auténtico fraude y que están teniendo consecuencias dramáticas para cientos de trabajadores.

Asalariados y autónomos tenemos por delante un futuro muy negro, nos van a convertir en un batallón de semiesclavos sin derechos al servicio de las grandes compañías de transporte. En nuestra mano está unir fuerzas y tratar de impedir que ésto sea así.