Unai ARANGUREN | Miembro de EHNE Bizkaia en el Comité Européo de Vía Campesina
«Potenciar la agricultura local y ecológica nos llevará a la soberanía alimentaria»
El miembro de EHNE Bizkaia será, junto a una compañera del SAT, quien ostente la representación de Vía Campesina en Europa en los próximos cuatro años. Está en Yakarta en el sexta asamblea de esta organización que ha decidido impulsar la soberanía alimentaria como fórmula para hacer frente a la industria que «se dedica a especular». Cree que los jóvenes son el futuro: «Aumenta el ingreso. Es positivo».
Juanjo BASTERRA | BILBO
Unai Aranguren encabeza la delegación de EHNE Bizkaia en la sexta asamblea general del movimiento Vía Campesina en Yakarta (Indonesia), que representa a 240 millones de campesinos de todo el mundo. Será, junto a Mari Carmen García, del SOC-SAT, quien representará a Europa dentro de Vía Campesina y el Comité Europeo.
Critica que el neoliberalismo está utilizando la alimentación en el mundo no como un derecho, sino como un negocio, lo que es contraproducente para la actividad agraria de los pequeños productores campesinos. Para combatir esa medida, Vía Campesina y EHNE Bizkaia confirman que la respuesta debe ser la soberanía alimentaria. En estos próximos cuatro años «se trasladarán esas propuestas a nivel local y regional».
¿En qué sentido se va a dirigir esa actuación práctica?
Mi labor en Vía Campesina se dirigirá a avanzar en ese discurso teórico que estamos haciendo de qué es la soberanía alimentaria, cómo se construye y lo que es un derecho. Desde Vía Campesina vamos a fortalecer más lo local y las regiones para empezar a hablar de herramientas que impulsen la economía agraria local, el acceso a la tierra, la formación agroecológica y las alianzas con el medio urbano. Todo eso lo tenemos que ir estructurando.
¿Qué opinión le merecen los nuevos cambios que se están produciendo en torno a la Política Agraria Común (PAC)?
Somos muy críticos con la PAC. Al final, lo que le ha hecho la Comisión Europea es dar una capa verde, dentro del capitalismo verde que se está extendiendo por Europa. La PAC ha tenido algunas mejoras verdes, pero hemos visto que es una herramienta que está solo al servicio de las grandes empresas de producción agraria. Desde nuestras organizaciones y desde Vía Campesina lo que estamos impulsando es seguir luchando para que la PAC sea una herramienta a medida del pequeño agricultor, pero sobre todo comenzar a construir otro tipo de herramienta sin estar dependiendo de la PAC. Al final vamos construyendo un frente institucional, un lobby, para intentar conseguir que la PAC cambie, pero sin mucha esperanza de que ocurra.
¿Va a variar su rumbo?
Vemos que es muy difícil que cambie, porque hay muchísimos intereses que no llegamos ni a pensar. Tenemos que empezar a construir otras alternativas y propuestas. De ahí que la necesidad que nos fijamos para avanzar en la soberanía alimentaria pasa por intervenir en lo local. Desde grupos de consumo, a mataderos, a la tierra y el acceso directo con las organizaciones y la sociedad.
¿Cómo van a hacer eso?
Primero, fortaleciendo la organización de Vía Campesina en Europa. Para que entre las organizaciones europeas haya más relación, confianza y trabajo conjunto. Hay que intentar hacer intercambio de experiencias exitosas. En Bizkaia las tenemos, como el acceso de los jóvenes y los grupos de consumo. En Francia tienen una experiencia interesante sobre el acceso a la tierra mediante compra de acciones por parte de algunas personas concretas. La palabra clave para nosotros es proceso. No queremos copiar y pegar las diferentes experiencias, sino que en cada lugar se pongan en marcha procesos en los que la gente se junte, debata y actúe con propuestas concretas.
¿Están definidos los elementos a desarrollar con la soberanía alimentaria?
Estamos en ello. Hemos avanzado bastante y, aunque hay que definirlo más, tenemos unas áreas de trabajo: acceso a la tierra, a las semillas, a que los jóvenes se integren, a la formación y, entre otras, a las herramientas de transformación que sirvan a los campesinos. Todo eso lo estamos desarrollando para llevarlo a Europa y de allí traer otras experiencias positivas.
¿Cómo está el sector en Europa, en conjunto?
Sufriendo. Un estudio establece que cada tres minutos desaparecía una granja en Europa.
¿Es posible avanzar en la soberanía alimentaria al margen de la industria agroalimentaria?
Sí. Es posible. Es una necesidad, que vemos que es una alternativa. Desde que EHNE Bizkaia apostó desde hace unos años por la agroecología, la instalación de gente de la ciudad en el campo, estamos incorporando entre 20 y 30 jóvenes cada año al sector. Estamos creando empleo verdaderamente en este sector agrario que, a la vez, está destruyendo empleo cada día. En los últimos diez años ha habido una bajada del 50% en algunos sectores productivos, pero con nuestras herramientas estamos dando pasos firmes y poniendo alternativas viables. Este desarrollo lo hacemos con esfuerzo, porque en EHNE Bizkaia contamos solo con pequeños recursos. En otras partes del mundo, que es una clave que se tratará en la sexta conferencia de Vía Campesina, algunos gobiernos han apostado para introducir la política institucional de soberanía alimentaria y están adecuando mecanismos para los campesinos. Ponen tierras y formación. Son países como Bolivia, Cuba y Venezuela. Algunos gobiernos en África.
Como avance es increíble. Hace poco estuve en Cuba. Allí producen más del 70% de lo que se consume en la isla. Casi son autosuficientes. De todo lo que producen, la mayor parte se obtiene a través de modelos agroecológicos. Una vez que les cortaron el suministro de petróleo, tras la desaparición de la URSS, pusieron en marcha prácticas que no dependían del petróleo. Tienen técnicas dirigidas a la agroecología. Técnicas que se enseñan en la universidad, en las escuelas agrarias. Al final, la producción agroecológica crece y es garantía de nutrición.
¿En el resto del mundo es posible ese impulso como en Cuba?
Sí, depende de la implicación política. Nosotros vamos a seguir avanzando en esa línea. Dependerá del apoyo de los gobiernos para que tome velocidad de crucero o no. En Cuba el acuerdo es entre el Estado y los campesinos y consumidores. Allí el Estado asegura la compra de los productos. Aquí nosotros estamos comenzando a hablar con los consumidores para que se comprometan a comprar productos locales. En Bizkaia tenemos 45 grupos de consumo. Hay más de mil familias consumiendo productos cercanos y ecológicos. Vamos avanzando. Nos gustaría que fuera más rápido, pero no hay producción agroecológica para mantener la demanda que existe y tenemos un problema de acceso a la tierra. Necesitamos que los jóvenes accedan a la tierra. Es muy complicado este bien, que está cada vez más especulado.
¿Hay acceso real a la tierra en Bizkaia?
La Diputación puso en marcha un fondo de tierras. Sí que ha dispuesto de tierras, pero va lento y no resuelve el problema del acceso a la tierra. Tenía que haber una labor mucho más profunda. Que los ayuntamientos cuantifiquen las tierras que tienen y las pongan a disposición del interés general o que ellos mismos establezcan fondos de tierra. En algunos ayuntamientos como Orduña se aportan fondos de tierra para pequeños viveros. En Amurrio, se está pensando en hacer.
Dado que comparte usted la representación con la compañera del SAT, y en vista de que la solución aquí es diferente que en Andalucía, ¿hay suficiente tierra en Bizkaia para lograr los objetivos que en Vía Campesina y EHNE Bizkaia se han marcado?
Aquí el problema que tenemos es el minifundio y en Andalucía, el latifundio. Aquí el problema es que la mejor tierra está ocupada o para ocupar, y hay mucha especulación. Todo lo que se construye se hace en tierras agrarias. Para empezar en el campo, la gente joven tiene que invertir mucho y no está la situación para ello. En Andalucía, todo lo contrario: pocas familias tienen el control del 90% de las tierras. Han dado el paso de ocupar tierras para producir de una forma cooperativa.
¿Habrá que ocupar tierras aquí?
Es difícil. Hemos hecho intentos simbólicos para denunciar la falta de tierras y, sobre todo, que no hay ninguna ley que proteja la tierra agraria. Necesitamos un fondo de tierras para garantizar la soberanía.
«Hace poco estuve en la isla caribeña. Allí producen más del 70% de lo que consumen. Son casi autosuficientes y la gran parte de la producción es agroecológica, que la han desarrollado de manera eficaz»
«Desde Vía Campesina vamos a fortalecer las herramientas que impulsen la economía agraria local, el acceso a la tierra, la formación agroecológica y las alianzas con el medio urbano»
«El sector en Europa está sufriendo. Un estudio establece que cada tres minutos desaparece una granja »
«Necesitamos un mayor apoyo público para obtener tierras para los jóvenes»
¿La agricultura está, por lo tanto, en horas bajas?
Sí, porque hay dos modelos en estos momentos en la agricultura. Resumiéndolo todo: uno, producir a nivel local y venderlo a nivel local. Y, por el contrario, el otro modelo de producir alimentos y moverlos. Lo que da dinero es mover los alimentos. Cuando la alimentación se toma como un negocio, como una mercancía, lo interesante es moverlo. Es decir que las naranjas de Valencia vayan al norte de Europa y al Estado español lleguen las naranjas de China. Ahí ganan otros que no son agricultores, las distribuidoras, grandes multinacionales y la industria transformadora.
¿Esa cadena de intermediación solo se rompe con la venta directa y local?
Es una manera de romperlo. Hay muchas producciones de calidad que entran en la distribución mundial. Las marcas verdes han entrado en ese proceso. La solución es producir y comprar en el ámbito cercano, que sea de temporada. Hay que empezar a trabajar con consumidores, con comercios e introducir criterios de ética. Que haya un buen margen para ellos, pero que el baserritarra tenga un sueldo digno. Es lo que están haciendo en la cooperativa de Esnetik en Orozko con el doble etiquetado, que haya transparencia.
¿Qué podemos copiar de Europa?
Muchas cosas. Por ejemplo, en Ipar Euskal Herria nos llevan mucha ventaja. Aquí hemos hecho mucho esfuerzo peleándonos con la Administración por las ayudas, en cambio en Iparralde pasan de eso e intervienen directamente con el pueblo. Con el tema del acceso a la tierra están haciendo cosas muy interesantes, porque se juntan asociaciones de consumidores crean fondos de capital para que un joven compre una granja y, luego, mediante el alquiler va devolviendo ese dinero.
¿Es una salida?
En el tema del acceso a la tierra hay muchas salidas. Una debe ser el apoyo público que debe poner tierra para los jóvenes. Debiera de hacerse bajo demanda de jóvenes. J.B.