Jon Odriozola | Periodista
Reválida
La reválida franquista era una especie de filtro para que la superaran quienes demostraran ser «mejores», más «aptos» para reproducir el modo de producción y reproducción capitalista en la jungla de asfalto
Me rejuvenece hilvanar dos líneas sobre la reválida que el ministro Wert (valor, precio, en alemán) quiere resucitar del camposanto educativo ad majorem dei gloriam de la juventud sumida en el botellón. Bien, Wert, bien. Tres hurras para quien estudiara en el selecto Colegio de El Pilar madrileño.
Wert y su LOMCE me devuelven a la adolescencia y a pasajes semiolvidados. Y es que quien firma sufrió dos reválidas: la de 4º y 6º de Bachiller, como entonces se llamaba a los puerperios estudiantiles. Bien, Wert, bien. Eres un campeón.
Conservo -milagrosamente- lo que dio en llamarse «Libro de Calificación Escolar». Le quito el polvo y me «desantaño», que diría Quevedo. Túnel del tiempo. Danke, Wert.
La reválida franquista era una especie de filtro para que la superaran quienes demostraran ser «mejores», más «aptos» para reproducir el modo de producción y reproducción capitalista en la jungla de asfalto. Los más «torpes», los que no la pasaban, como si de salto de altura o pértiga se tratara, a Formación Profesional (a «Maestría», le decíamos en Barakaldo) para apren- der un oficio y reproducir la fuerza de trabajo obrera (entonces «productores»).
También estaban las becas que se facilitaban a los hijos de las clases trabajadoras (obreros y campesinos) que demostraran notables notas en sus estudios. El régimen los mandaba a Universidades Laborales (como las llamara el falangista Girón de Velasco, consuetudinario ministro de Trabajo) para «desclasarlos» y que se olvidaran de sus humildes orígenes dizque «progresaran», ¿no es cierto? Viva Franco, pues. Bien,Wert, bien. Eres un crack.
Regreso a la arqueología, al Libro de Notas Escolares. Curso 1968-69 antes de Cristo. 4º y Reválida, o sea, aprobar el curso y pasar un cedazo. La reválida constaba de tres grupos con las notas medias anteriores del alumno. El I grupo lo componían las asignaturas de Religión, Idioma Moderno (inglés o francés), FEN (Formación del Espíritu Nacional, lo que los alumnos llamábamos «política» para enfado del profesor, casi siempre falangista gandul y cojonazos en el tardofranquismo, al menos) y Educación Física. El II grupo constaba de latín, lengua y literatura españolas y geografía e historia. Y el III grupo de Matemáticas, Física y Química y Ciencias Naturales, el hueso. Saqué notable. Y eso que ya escuchaba a Led Zeppelin.
Nos vamos, con su permiso, a 6º y Reválida. Curso 71. Tres grupos. Cambia el II donde están -ya somos más mayores y tal- Filosofía, Historia del Arte y Ciencias Naturales (donde ni sabíamos quién era Darwin, pero sí los anélidos, platelmintos y lamelibranquios). También latín (o griego). Y el III, el de «Ciencias», el duro de cojones. A tal punto que todavía lo tengo suspedido. Un chico tan listo y guapo como yo. Al año siguiente llegó el COU y se derogó, vale decir, la reválida. Por eso pasé de curso. Si no, no. Hubiera seguido en el cretácico PREU. Y el mundo se hubiera perdido una lumbrera como yo.
Bien, Wert, bien.