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Diferente respuesta a un mismo desastre

Iruñerria intenta recobrar la normalidad arrebatada el fin de semana por la riada que dejó anegada toda la comarca. Después de horas de frenético trabajo y de intentar controlar los daños, es hora de hacer balance, tanto de las consecuencias del desastre como de la respuesta de las autoridades. Y en este aspecto, el Ayuntamiento de Iruñea no sale bien parado. Los vecinos de Errotxapea, uno de los barrios más afectados, han criticado la gestión del Consistorio, que no fue capaz de impedir que numerosos vehículos quedaran atrapados por la avenida, e incluso fuentes de la propia Policía Municipal han expresado su malestar por la falta de previsión de los responsables políticos. Contrasta esta valoración con la realizada en otros municipios, como Burlata y Atarrabia, donde las autoridades actuaron con mayor diligencia.

Las instituciones navarras quieren sacudirse cualquier responsabilidad destacando las dimensiones del diluvio y lo «inesperado» de la crecida. A este respecto, el consejero de Interior anunció que pedirán explicaciones a los servicios meteorológicos. En parecidos términos se expresó la Confederación Hidrográfica del Ebro, que defendió el papel desempeñado por el embalse de Eugi y aludió al error en las previsiones para explicar las inundaciones. Sin embargo, no todo lo ocurrido es achacable a los modelos meteorológicos o los imponderables climáticos, ya que estos no explican por qué en Burlata ningún vehículo resultó afectado y en Iruñea sí, o por qué en Atarrabia los vecinos fueron avisados a las siete de la mañana mientras en la capital no se empezó a mover coches hasta hora y media más tarde, sin apenas medios materiales. Cuando, además, agentes del turno de noche de la Policía Local habían avisado con antelación del preocupante caudal del río.

No se trata del color político de cada gobierno municipal, coincidente en el caso de Burlata e Iruñea, sino de la gestión acertada o errónea de un mismo desastre. Y en el caso de los responsables iruindarras parece evidente que no estuvieron a la altura. A la hora de señalar culpables, muchos afectados no van a mirar al cielo.

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