Habrá que hacer nuevas teorías sobre los tópicos. Son magníficas muletillas para salir del barro. Estamos a cuarenta y uno de mayo y no nos podemos quitar el sayo, ni se nos ocurre tener otra conversación de primera instancia que la del tiempo, la de la neurosis colectiva que está provocando, de la utilización de los recuerdos personales y las estadísticas públicas para enterarnos de que hace tantos años ya hubo un año de esta densidad de lluvias. Y lo que te rondaré. Las imágenes que nos vienen de Nafarroa son auténticamente desbordantes de onomatopeyas y tacos benignos. La mayor crecida nunca vista. Una frase que se repite viendo las televisiones en diferentes puntos del planeta. La aguas han superado las mediciones de hace muchas décadas, siglos incluso. Y las agua van a sus cauces naturales, a sus cuencas originarias. No salimos del tópico porque la situación es tópica, es asistir a una catástrofe anunciada, previsible, pero increíble. Algo que se repite, pero no por estas fechas. Y lo que te rondaré, porque de seguir así, con tantas precipitaciones, con nieves en los montes todavía, puede ser una situación límite.

Estos ríos desbordados por la Europa central, por Norteamérica, por China nos indican una globalización que algunos aseguran es un síntoma del cambio climático. Precipitaciones exuberantes, cambios bruscos, temporadas largas de agua seguidas de otras de pertinaz sequía, glaciación o deshielo. Estamos confusos, porque los tópicos se acumulan pero las imágenes son todas iguales. Extensiones de campos anegados, poblaciones convertidas en canales, lanchas neumáticas de rescate, sacos terreros, bomberos, zapadores de los ejércitos, y una colección de vídeos e instantáneas tópicas, en el sentido de que cuando suceden estas situaciones, pasa siempre lo mismo.

Al igual que cuando se juega una final de tenis en la sita central de Roland Garros, que acostumbra a ganar un tal Rafael Nadal, al que consideramos ya un tópico en sí mismo. Sus declaraciones, su gestualidad, su cortesía y el botafumeiro que utilizan los periodistas patrióticos españoles para referirse a un deporte individual. De seguir así lo nombrarán papa o rey.