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UDAKO JAIALDI ERRALDOIEN GARAIA ZABALDU DA

Con sol, brisa y buen rock and roll comenzó un Azkena Rock enraizado

 

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Pablo CABEZA | GASTEIZ

De viaje hacia Gasteiz, la primera parada se produce en Bitoriano, valle de Zuia, donde toca taza de café en la terraza ajardinada. Un bilbaino en estos lugares aprovecha para respirar hondo, que el botxo hiere con sus montañas y apreturas. Dejado atrás el encantado y frondoso bosque de Altube, descansamos en una terraza ajardinada. El sol cae como si la gravedad hubiese perdido la medida justa. Tras un urgente paseo, estamos ya con el pie en el acelerador. A la derecha, una agradable y sugerente campa se ve moteada por una cuadrilla de vacas rojizas con un montón de terneros. Están sesteando la vida entre la noble pereza de un animal sin hipoteca.

Entre que miras a un lado y a otro, sin perder de vista el horizonte estamos ya en Gasteiz. La avenida supone el mismo tedio que años pretéritos. Bastante tráfico, dos carriles y siempre algún coche aparcado en doble final liándola. En Mendizorrotza no hay problemas para aparcar. Las zonas más próximas al festival y a la sombra están pilladas, pero donde los caracoles viven el verano quedan espacios.

En cinco minutos nos acreditamos y en otros cinco estamos dentro de Mendizabala. La tarde está pintada con una ligera bruma a la que empuja un aire fresco del noreste que alivia el peso del sol. Elegimos en la zona de campa el árbol que mejor nos respalda.

A Quaoar se les escucha con claridad. El quinteto de Bilbo está tocando canciones de su segundo disco. Podrían ser de Seattle por su sonido amargo y vital, electroacústico por momentos, pero el quinteto le pone al asunto un poco más de metal. Ya les escuchan un millar de aficionados. «Esta canción la compusimos pensando en este momento y será parte de nuestro próximo disco», explica su vocalista. Podría titularse «Go to Azkena», pero entendemos algo como «Go to momo». La composición es brillante, densa y con peso en los juegos de doble guitarra. Larga en minutaje se desplaza por el tiempo con fuerza y buena melodía. «No sé quiénes son, pero me han gustado mucho», expele un azkenita. La cuadrilla apoya el juicio de valor y se desplaza hacia el escenario 2.

The Shocks no se han complicado ni el nombre ni el de la ciudad de la que vienen, Lyon. El cuarteto propone un sonido grueso, muy próximo al stoner. Grandes ruedas a poca velocidad, pero las huellas sobre el terreno, profundas. El trío delantero es de greñas y barbudo. El estilo va en su traje. Uno de los guitarras comparte tiempo con un viejo teclado que aún envenena más su sonido y su aspecto sicodélico heavy. También van a saco en algún corte.

De regreso al escenario Kevin Ayers, los veteranos Sex Museum se preparan para recordar su pasado. Fernando Pardo, su guitarrista, matiza: «Tocaremos garaje sucio, canciones anteriores a los años noventa, salvo un tema, cuando nos recorríamos todos los garitos». Cierto, en Euskal Herria tocaron en locales abarrotados donde no cabían más de 50 o 100 personas. El sonido tiene más vatios que con Quaoar y más prestancia. La voz de Miguel Pardo se ha teñido más bronca. El repertorio suena crudo, existencial, musculoso. Suenan viejos clásicos y el reconocimiento a Deep Purple versionándolos en un «Smoke on the water» unido a Beastie Boys. El público, convencido y ellos también. Se congratulan de estar en Azkena y ruegan porque el rock no desaparezca y para que la gente vaya a los locales pequeños, «no solo a ver a Bruce Springsteen».

The Sword, tejanos, es una banda veterana. Diez años de sonido stoner, potente, pero reiterativos incluso con el desagobio al utilizar un sintetizador ocasional. Como en Azkena no hay truños, The Sword aprueban para «beca Wert». Por Azkena caminan ya unas 5.000/6.000 personas. Sigue el sol y cierto frescor incómodo a la sombra, así es Gasteiz.

Son las ocho y M Clan, que van de negro, revisan repertorio. El show les queda un poco plano. Alberta Cross se desquita desde la otra punta del recinto. Son elegantes y aportan más. Va llegando la noche, el tiempo de Black Crowes y Smashing Pumpkins.

 
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