Las bolsas afrontan la retirada de estímulos en el segundo semestre
Los mercados de acciones encaran los últimos seis meses del año sometidos a la incertidumbre que crean la retirada de los estímulos de la Reserva Federal y el parón en el crecimiento chino. Hasta junio, se han mostrado optimistas por la recuperación de EEUU y las políticas monetarias expansivas. El Ibex pierde un 4,96%, mientras que el Cac sube un 2,69%, y el Dax, un 4,55%.
Alberto CASTRO |
La advertencia de Ben Bernanke sobre la retirada de los estímulos económicos en Estados Unidos, donde la Reserva Federal compra 85.000 millones de euros al mes en bonos, causó una enorme conmoción. Sin embargo, este inicio de la retirada de la liquidez solo sería efectivo de proseguir la recuperación económica.
Es justo el análisis de los datos macroeconómicos el centro del debate, dado que algunos miembros de la propia Reserva Federal creen suficiente el empujón dado a la economía con el tercer plan de flexibilización cuantitativa, conocida como Q3 -quantitative easing, por su nombre en inglés-, mientras que otros muestran su miedo a una retirada prematura ya que los índices de empleo y el PIB no han tomado todavía la velocidad adecuada. En mayo, el paro alcanzó el 7,6%; y el PIB del primer trimestre crecía, finalmente, solo un 1,8% respecto al periodo anterior, seis décimas menos que en la estimación previa. El objetivo de la Reserva Federal es acercarse al 6,5% en la tasa de desempleo de 2014 y acelerar la recuperación económica.
No obstante, cabe decir que en el primer semestre la respuesta de Wall Street ha sido muy positiva, como lo demuestran los nuevos hitos históricos logrados por el Dow Jones (15.542 puntos) y el S&P 500 (1.687 puntos) en mayo.
El coloso asiático es otro punto de preocupación en claro ascenso en estos seis meses. En China se cuestionan dos factores determinantes para el conjunto de la economía mundial. De un lado, el crecimiento, siendo alto en comparación con Estados Unidos -un 7,7% en el primer trimestre-, está en desaceleración desde 2011, y este año, según el propio gobierno, no superará el 7,5%. Además, muchos expertos están centrando su prevención en los problemas que podría causar una expansión de crédito abultada, poco controlada e ineficiente para fortalecer su economía.
Europa, con el freno puesto
En la eurozona, los problemas son otros, aunque de una intensidad superior. Primero, la crisis económica se sigue manifestando con la prolongación de la recesión en el primer trimestre. Hasta diez estados, a falta del dato de Malta, presentan cifras negativas. Así, el PIB conjunto se contraía un 0,2%, por lo que encadena seis periodos consecutivos de decrecimiento.
Por otro lado, el empleo se redujo un 0,5% en el primer trimestre y el paro alcanzó en abril el 12,2%, su récord histórico. Por estados, las situaciones más penosas se focalizan en el Estado español, con un 26,8% de desempleo; en Portugal, con un 17,8%; y en Grecia, con un 27% en febrero.
En segundo lugar, el sistema financiero sigue tocado a pesar de las ingentes cantidades aportadas a los bancos en problemas y la constitución de fondos europeos para su estabilización. Y esto no solo ocurre en los estados del sur de Europa -en el Estado español se han inyectado hasta ahora 75.000 millones en ayudas públicas-, sino que alcanza a otros del norte como Gran Bretaña, que debe poner más dinero próximamente. Se cree que sus grandes entidades tienen un agujero de 31.500 millones de euros.
En el Estado español, que cuenta con un programa europeo de ayuda financiera por valor de 100.000 millones de euros de los que se ha pedido 40.000 millones de euros, se estima como necesaria una nueva inyección de 10.000 millones de euros, de los que 2.000 millones de euros saldrían del dinero público.
Rescates
Mientras esto está sucediendo, los rescates a Grecia, Portugal e Irlanda no han logrado detener su caída, y Bruselas se está viendo obligada a relajar las condiciones de devoluciones de los préstamos y los plazos de cumplimiento de los déficits públicos, aunque a cambio pida más reformas y más recortes de derechos sociales.
En definitiva, cuando va camino de cumplirse seis años desde el estallido de la crisis, el coche de la recuperación europea mantiene el freno puesto. La tímida política expansiva del BCE, bien acogida por los inversores aunque muchos la califican de insuficiente, no termina de ofrecer tampoco los resultados apetecidos en el crecimiento europeo.
Por tanto, los inversores deberán moverse en un nuevo terreno de juego en el que, además de los problemas irresolutos de Europa, se asoman otros derivados del cierre del grifo de liquidez y gasto público en Estados Unidos y de la respuesta china al control del crédito.
El cierre de las bolsas en el primer semestre ofrece un balance positivo, pero pudo ser mejor. Desde la intervención de Ben Bernanke en la que abría la puerta a la retirada de los estímulos, el cambio de sesgo fue pernicioso para los índices europeos, que habían sido capaces de acumular notables avances, y en algunos casos, como en el Dax, registrar máximos históricos (8.557 puntos).
El Ibex, por su parte, siempre estuvo a merced de las propias debilidades internas: el sector financiero, la inestabilidad de la prima de riesgo y el horroroso panorama macroeconómico. Por este motivo, se ha movido con el paso cambiado y a distancia del comportamiento del resto de índices europeos. Así, hace seis días marcaba su mínimo anual de 7.750 puntos.
Dentro del Ibex, los valores más alcistas en el semestre han sido Sacyr (+45,94%), IAG (+38,39%) y Mediaset (+31,43%). Entre los grandes, el más penalizado es Santander (-19,64%), mientras que solo Repsol (+5,71%) evita el color rojo. Sabadell, Abengoa y ArcelorMittal, que ceden más de un 30%, son los peores del selectivo. En París, Eads (+38,58%) y ArcelorMittal (-33,77%) representan la cara y la cruz. A.C.