El presidente de EEUU, Barack Obama, aterrizó en la tarde de ayer en Sudáfrica, segunda parada de su gira africana, donde permanecerá durante fin de semana. El viaje del primer presidente negro estadounidense coincide con los momentos difíciles que vive el primer presidente negro de Sudáfrica, Nelson Mandela, que a sus 94 años pasó ayer su sexto día hospitalizado en estado crítico, aunque estable, por problemas respiratorios heredados de su estancia en prisión.

Winnie Madikizela-Mandela, exesposa de Mandela, señaló que «ha habido una gran mejoría respecto a hace unos días, pero sigue estando clínicamente mal». Es el anuncio más optimista desde que la situación de Madiba pasara a ser crítica hace una semana.

El avión de Obama aterrizó en la base militar de Waterkloof, cerca de Pretoria, donde el presidente fue recibido por la ministra de Asuntos Exteriores de Sudáfrica, Maite Nkoane Mashabane.

Según el Gobierno sudafricano, no está previsto que Obama visite a Mandela, debido al delicado estado de salud de este último. El inquilino de la Casa Blanca aseguró que no necesita «un momento foto».

Los actos oficiales de Obama en Sudáfrica comenzarán mañana con una reunión con el presidente sudafricano, Jacob Zuma, en Pretoria y una rueda de prensa conjunta.