Tras recibir la notificación de que a partir de octubre serán juzgados en sendos macrojuicios simultáneos en la Audiencia Nacional española, los cuarenta procesados en el sumario 35/02 -conocido como el de las herrikos- y los cuarenta jóvenes independentistas imputados tras la macrorredada de noviembre de 2009 apelaron ayer a la unidad de la sociedad vasca, al considerar que es esta quien tiene la llave de la solución, la clave para superar y hacer frente a las políticas excepcionales que llegan desde Madrid.

Para materializar tal unión de fuerzas, anunciaron la convocatoria de una manifestación nacional el sábado 26 de octubre en Bilbo, que recorrerá las principales calles de la capital bajo el lema «Erasoen gainetik, Euskal Herria aurrera!».

«Solo el pueblo, las gentes de bien de este país, podemos evitar que unos pocos sigan negando la solución», declararon ante los medios Karmelo Landa e Itxaso Torregrosa, ambos procesados. Consideraron inadmisible la celebración de estos macrojuicios.

En el caso del 35/02 -«un auténtico esperpento y disparate de Garzón»- denunciaron el hecho de que se retome después de haber permanecido once años «en un cajón de la Audiencia Nacional».

En cuanto al otro sumario, recordaron que la mayoría de los jóvenes independentistas detenidos entonces denunciaron haber sufrido torturas, y que serán los testimonios logrados entonces la principal prueba que empleará contra ellos.

A su entender, estos datos son la evidencia de que el Estado español se enfrenta a un problema propio profundo», y que en su «debilidad» aún hoy sigue siendo «incapaz de ofrecer ninguna opción democrática».

Torregrosa recordó que piden muchos años de prisión para cada una de las 80 personas procesadas y que las consecuencias personales son evidentes, pero fijó la mirada más allá. «Esta ofensiva no va dirigida contra nosotras. Es un ataque frontal a Euskal Herria». En este punto, también citó la detención de exiliados y la no suspensión de las condenas excepcionales.

Advirtieron que los intentos de bloqueo serán en vano, puesto que la sociedad vasca «seguirá en su empeño» por construir un muro popular que contenga «las embestidas contra la paz» y alcanzar la «solución que tanta ilusión ha despertado entra las gentes de este país».