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El papa Francisco acelera la «toma de posesión» del banco del Vaticano

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Después de la constitución de una comisión de investigación, la operación de «toma de posesión» del papa Francisco en el seno del banco del Vaticano conoció el lunes un nuevo acelerón con la destitución de dos dirigentes durante mucho tiempo del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), su director general, Paolo Cipriani, y su adjunto vicedirector, Massimo Tulli. Oficialmente ambos presentaron su dimisión voluntariamente «en interés de la Santa Sede y el IOR», nombre oficial del «banco de los papas».

El presidente del IOR, el alemán Ernst von Freyberg, nombrado por Benedicto XVI antes de su renuncia en febrero, aseguró en un comunicado que el banco tenía «necesidad de una nueva dirección para acelerar el ritmo del proceso de transformación».

De hecho, según los medios italianos, se trata del despido de los dos dirigentes más poderosos del banco del Vaticano que permanecían en sus cargos tras la sonora destitución en mayo de 2012 de la Presidencia del IOR de Ettore Gotti Tedeschi por mala gestión.

Según «Il Corriere della Sera», su destitución es «oportuna» porque figura al frente de las personas sujetas a una investigación por sospechas de lavado de dinero iniciada en 2010 por la Fiscalía de Roma, que concluirá «en los próximos días».

La investigación comenzó tras la ocultación de 23 millones de euros del IOR tras los sospechosos movimientos entre cuentas del instituto en Italia y Alemania. Cuando el IOR comenzó a colaborar, los fondos fueron desbloqueados, pero la Fiscalía siguió investigando a Cipriani, Tulli y Tedeschi.

Varios medios se refirieron también a la amistad de Cipriani y Tulli con Nuncio Scarano, ex jefe de contabilidad de la APSA, la agencia que gestiona los activos del banco del Vaticano, que fue detenido el pasado viernes en Roma. Para Carlo Marroni, vaticanista del diario económico «Sole 24 Ore», estos ceses son «los primeros resultados del tratamiento impuesto por el papa Francisco». Lo que otros llaman «revolución» comenzó a mediados de junio con el nombramiento de Battista Ricca, hombre de confianza del papa, como «prelado» del IOE, una especie de «número dos» con poder absoluto. A juicio de Marco Politi, vaticanista del diario «Fatto Quotidiano», el papa no pretende abolir el IOR, porque necesita un banco, sino que «quiere devolverle su papel inicial de asistencia financiera del Vaticano».

El IOR, envuelto desde hace años en numerosos escándalos financieros, fue fundado por Pío XII en 1942 y tiene personalidad jurídica propia. Su única sede está en la Ciudad del Vaticano.

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