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el gobierno español alarga la incertidumbre

El Gobierno español firma el cese de Garoña, pero deja latente la amenaza

El 6 de julio, la esperada fecha tope, tampoco despeja las incertidumbres. Industria matiza que facilitaría el reinicio «si fuera posible».

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GARA | GASTEIZ

El secretario de Estado de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, Alberto Nadal, firmó la orden de cese de actividad de la central nuclear de Santa María de Garoña cuya licencia de explotación expira hoy, según confirmó la vicepresidenta del Gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Por tanto, la polémica planta burgalesa entrará en fase de predesmantelamiento a partir de mañana.

«Dado que el cese se produce por motivos económicos y no de seguridad», Industria procederá a dichas modificaciones normativas, explicó la portavoz del Ejecutivo.

Una orden ministerial emitida en 2009 establece que la autorización de explotación expira hoy. Nuclenor -empresa participada al 50% por Iberdrola y Endesa- solicitó en mayo un nuevo plazo para poder evaluar si pedía una prórroga de la vida útil de la planta, después de haber rechazado esta opción con anterioridad, basándose en motivos económicos; en concreto por las nuevas tasas sobre el combustible. La petición fue remitida por Industria al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que avaló dicha posibilidad, aunque los plazos legales han impedido modificar la orden ministerial que habría permitido a Nuclenor solicitar dicha prórroga.

La orden de cese fue rubricada ayer por el secretario de Estado de Energía, «un procedimiento administrativo iniciado hace meses, que el Ministerio tenía que concluir antes del 6 de julio», añadió la vicepresidenta. Se trata de una «orden de cese basada en motivos económicos, que no de necesidad; ahora se trata de trabajar sobre la posibilidad de que pueda reanudarse en el futuro dado que no hay problemas de seguridad», dijo Sáenz de Santamaría.

Nuclenor comunicó esta semana a los trabajadores que el cese era «reversible» y que a partir del lunes trabajarían en un «periodo de transición» hasta decidirse el futuro de la planta. El 16 de diciembre, la nuclear se desconectó de la red eléctrica y comenzó a trasladar su combustible del reactor a la piscina de almacenamiento, anticipando así su clausura. Entonces, la empresa se basó en razones económicas para no seguir en activo, aunque indicó su deseo de continuar si había cambios, en alusión a la prevista reforma energética del Partido Popular, que podría aprobarse este mismo mes.

Nuclenor espera al Gobierno

Horas después de que el Ejecutivo Rajoy informase de que estaba cumpliendo con el protocolo anunciado, Nuclenor aseguró que en el «periodo de transición», a partir de mañana, no tomará decisiones «irreversibles» para el funcionamiento de la central, ya que espera que se encuentre un escenario que pueda «suponer una oportunidad para el futuro». Y añadió que la fase de predesmantelamiento de la instalación tendrá una duración «aún no definida.»

Mientras aguarda el cambio normativo que ha anunciado el Gobierno del PP, la propietaria de la central de Garoña explicó, a través de un comunicado, que en este nuevo periodo mantendrá la plantilla de la empresa y se seguirá desarrollando un conjunto de actuaciones de planificación y mantenimiento «adicionales» a las de las actividades de cese, además de las necesarias para garantizar la seguridad de la planta.

Eguzki advierte de que «el poder económico» apuesta por continuar

De la localidad burgalesa de Barcina del Barco partirá mañana, a las 12.00, la que se anuncia por distintos colectivos ecologistas como la «última» marcha contra Garoña, donde se insistirá por enésima vez en que se clausure la vetusta planta por su peligrosidad. La movilización social se presenta como clave para tal objetivo.

Mientras, desde Euskal Herria, Eguzki advirtió de que la orden ministerial de ayer insiste en que el cierre se produce «por razones económicas, ocultando que todo el poder económico apuesta por continuar poniendo en peligro el funcionamiento de la central de las mil grietas».

El colectivo ecologista alertó de que Nuclenor tiene un año de plazo para pedir la prórroga y, en ese caso, el CSN estima que la evaluación necesitaría más de dos años, lo que supone que la propietaria de Garoña dispondría de tres años para intentar volver a explotar la planta.

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