Peter Sagan logró en Albi su primera victoria en el Tour del Centenario y su cuarta en dos participaciones al rematar el gran trabajo del Cannondale, que imprimió un fuerte ritmo en el único puerto de Segunda que presentaba la etapa para distanciar a todos los sprinters.

El eslovaco había logrado tres segundos puestos y un tercero en las cuatro etapas en línea que pudo disputar -solo quedó fuera de la pelea por la caída de la jornada inaugural-, pero es un ganador y no estaba contento. Necesitaba una victoria y el Cannondale trabajó como nunca para dársela. Controló la fuga del día y aceleró cuando comenzó la ascensión de la Croix de Mounis (6,7 kilómetros al 6,5%) y los demás velocistas no pudieron aguantar el ritmo.

Cannondale fue capaz de impedir su vuelta a pesar de que se juntaron en un mismo grupo todos los sprinters y Voeckler con varios gregarios. Gracias a ese trabajo, el eslovaco no tuvo rival en el sprint intermedio ni en el final, en el que se impuso a Degenkolb y Bennati.

De esta manera, Sagan no logró solo su primera victoria de etapa, también dejó casi sentenciado su maillot verde al sumar 224 puntos -el segundo es Greipel con 120- antes de llegar la montaña, en la que normalmente debería ampliar su ventaja al ser el mejor escalador entre todos los aspirantes. Sería su segunda victoria de ese maillot.

Más combatividad

A diferencia de la etapa del viernes, la de ayer tuvo más combatividad. Por primera vez hubo algo de pelea por entrar en la fuga del día. Primero lo intentó Vanmarcke y luego se juntaron con él otros cinco corredores, entre ellos Rubén Pérez, de los que solo quedaron en cabeza Jens Voigt y Biel Kadri.

Consiguieron seis minutos sobre el pelotón para el minuto 40 y por vez primera en este Tour el Cannondale cogió la cabeza del gran grupo desde lejos para impedir primero que la fuga cogiera mucha ventaja y después para acelerar la marcha en el puerto más duro de la jornada.

Kadri pasó en cabeza por su cima y logró arrebatar el maillot de la montaña a Pierre Rolland, pero ya no pudo puntuar en ninguno de los dos últimos puertos porque el Cannondale marcó un ritmo que provocó que la escapada fuera anulada cuando quedaban 95 kilómetros para la línea de meta.

El equipo italiano, que se había mostrado muy débil en los Alpes, fue capaz de ganar su pulso con los equipos de los sprinters, que no consiguieron bajar nunca de la barrera de los dos minutos y al final desistieron en su empeño.

Sin embargo, Cannondale no pudo bajar la guardia porque un impresionante Bakelants (RadioShack) se marchó junto a Juanjo Oroz y Gautier (Europcar) a 70 de meta en el momento de pausa que se tomó el pelotón tras el sprint intermedio.

No pudieron pasar del minuto de ventaja, pero obligaron a Cannondale, con puntuales ayudas del Orica, a trabajar hasta que los cazaron a menos de tres kilómetros de meta. Pero todavía el equipo italiano tuvo las energías suficientes para lanzar a la perfección a Sagan a la victoria. Su agradecimiento al equipo estaba plenamente justificado. Es difícil trabajar más para la victoria de un sprinter.