REBELIÓN | Salvador López Arnal, 2013/6/30
Elogio (innecesario) de Nelson Mandela (con dos apuntes complementarios)
(...) Alejado años-luz de la dimensión histórica del revolucionario cubano [Fidel Castro], un presidente (la otra cara, el lado oscuro de la fuerza imperial) que justifica los ataques asesinos de los drones y firma sentencias de muerte a capricho del Pentágono e instancias criminales similares, no ha podido menos que señalar lo que Nelson Mandela ha significado, significa y significará para todos los ciudadanos de bien del mundo. Ahora y durante siglos: un ejemplo de lucha democrática, incansable, un referente para todos de consistencia, de solidez, de combate por la dignidad, la libertad, la justicia y la solidaridad entre los pueblos. Un luchador, un ser humano imprescindible.
(...) En marzo de 1960, tras la Masacre de Sharpeville el PAC, el Congreso Nacional Africano, inició la resistencia armada contra el régimen del apartheid. Fue en la Conferencia Pan-Africana de 1961, cuando Mandela hizo una dramática llamada a la lucha armada y anunció la formación del «Umkhonto we Sizwe» (Lanza de la nación). El grupo armado fue dirigido por el propio Mandela. Relacionado directamente con actividades de resistencia, el ex presidente de la República Sudafricana pasó a ser considerado un terrorista. No sólo por las autoridades racistas del odiado régimen del apartheid sino incluso por la ONU.
Nelson Mandela jamás ha renunciado a ese pasado, a ese momento de su historia y del devenir de la lucha de su pueblo.
La segunda nota (innecesaria) es aún más breve: Nelson Mandela fue militante y dirigente del Partido Comunista Sudafricano. ¡Del Partido Comunista! Nunca se autocriticó por esa militancia, desde luego, nunca. También ese compromiso es parte de su historia y de la Historia de su pueblo.
¡Que el tiempo de vida del revolucionario, del internacionalista, del presidente sudafricano, del que es ejemplo para todos los pueblos del mundo, no sea invadido por prolongaciones artificiales odiosas y antihumanas! (...)